Tarah O'Kelly
Escuchar la voz de Alexis al otro lado confirmando que se casaría conmigo era una especie de orgasmo emocional que estaba sintiendo, mientras por dentro mi yo malvado se reía a carcajadas.
—¿Tan rápido aceptaste? Por lo menos pensé que te ibas a hacer de rogar, eres más fácil de lo que penser… aunque pensándolo bien me gusta así, flojito y cooperando.
“Firma entonces el contrato” me ordenó como si fuese él quien tuviera el sartén por el mango y yo di un resoplido de enojo.
—Alexis, tú no vas a decirme qué hacer, quien tiene el cuchillo por el mango soy yo… no voy a firmar tu maldit0 acuerdo hasta que las condiciones se cumplan —espeté con firmeza.
“Entonces mañana mismo vamos a una oficina de registro civil y nos casamos, y así tendrás tu maldit4 cláusula firmada y yo mi maldit0 contrato”.
—¡No! ¿Qué crees? Quiero que la boda se celebre en la isla Kontos, en dos semanas y con los mismos invitados, sin excepción que fueron a la boda de tu hija, incluyéndola a ella y a su flamante esposo, también quiero a los altos ejecutivos de Kontos Airline, además, quiero un gran despliegue de medios de comunicación cubriendo la noticia, y que para comenzar tú hagas una rueda de prensa y lo anuncies, diciendo a su vez todo lo loco que estás por tu futura esposa —manifesté con un tono de diversión, mientras al otro lado de la línea se escuchaba un gruñido.
“¿Qué carajos pretendes? ¡¿Acaso te volviste loca?! Ayer iba a casarme con Lissa y no puedo salir diciendo a vox populi que ahora me caso contigo porque estoy loco por ti, eso no lo creería nadie”.
—¡Eso no es mi problema que la gente termine pensando que eres un desequilibrado emocional! No sé cómo lo irás a hacer querido, usa tu imaginación, así como la usaste en el pasado para ofenderme, echarme del barco, dejarme sin trabajo y avergonzarme frente a todo el país en una rueda de prensa, ahora hazlo para ser romántico, y por lo menos triplica los periodistas invitados de cuando me humillaste… te conviene Nickolai, porque para casarme contigo, debes convencer a todo el país y hasta a mí misma de que me amas… pero sin decir mi nombre, que esto sea un misterio hasta el día de la boda, además, como ahora te la quieres dar de padre tan abnegado con Paul, tu actuación debe ser tan perfecta que cuando él crezca, y vea el video no tenga ninguna duda que su padre babeaba y adoraba a su madre… —pronuncié, y sin esperar respuesta corté la llamada.
Me recosté en el sofá de mi lujoso apartamento, riéndome a carcajadas y con una sonrisa pícara en mi rostro. Sabía que mi propuesta había sido un desafío para Alexis, pero él había aceptado. Ahora tenía que seguir adelante y hacer que mi plan funcionara.
Había dejado claro que no iba a firmar nada hasta que se cumplieran mis condiciones, y ahora dependía de él hacer que la boda se convirtiera en una realidad.
El teléfono sonó nuevamente, y esta vez, era la voz de mi abogado, Jonathan.
“¡Tarah! ¿Estás segura de lo que estás haciendo? No puedes casarte con Alexis Kontos solo para vengarte. Podría ser un desastre en tu vida personal”.
—Jonathan, no te preocupes por mi vida personal. Solo necesito que este matrimonio sea una realidad, y que él cumpla con su parte del trato. Además, no tengo intenciones de llevarlo a cabo más allá de los dos años que hemos acordado, y tampoco lo pienso consumar. Una vez que me case, tendremos el contrato firmado, y prepara antes un acuerdo prematrimonial, donde establezcas las condiciones, incluye las infidelidades, en caso de que ocurra, yo me quedo con todo. Una vez que tengamos el contrato prematrimonial firmado, estará todo bajo control.
Mi abogado suspiró, aún preocupado por mi decisión, pero sabía que era inútil tratar de disuadirme una vez que había tomado una determinación.
“De acuerdo, Tarah. Si eso es lo que deseas, seguiré adelante con los preparativos. ¿Tienes alguna idea de cuándo querrás que se celebre la boda?”
—Pues, Dentro de dos semanas, Jonathan. Lo quiero rápido y lapidario para él.
“¿Crees que lo va a firmar?”
—Ese será tu trabajo, para eso te pago y bastante, no me preguntes a mi cómo hacer mi trabajo.
Mi abogado asintió y aceptó hacer los arreglos necesarios y yo confiaba en su habilidad para manejar todos los aspectos legales del acuerdo matrimonial.
El siguiente día, cumpliendo mi ultimátum, la noticia sobre el matrimonio de Alexis Kontos con la mujer que amaba se propagó rápidamente, pero sin decir mi nombre, enseguida las especulaciones comenzaron, señalando a diversas ex, pero ninguno apuntaba hacia mí.
Las redes sociales se inundaron de especulaciones y comentarios, mientras que los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, sin embargo, la información Alexis la hizo llegar a través de un comunicado.
Por eso lo llamé una vez en mi oficina.
—No estoy conforme con lo que hiciste… no quería un comunicado, quería verte a ti haciendo el mejor papel de tu vida —siseé molesta.
“¿No te parece que te estás pasando? A mí no me gusta que me presionen”, explotó.
—¡Y a mí no me gusta que me contradigan! —respondí en el mismo tono.
De pronto la puerta se abrió, y allí estaba Alexis, parecía como un ángel vengador, pero no estaba dispuesta a dejarme intimidar por él.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: CASADA CON EL SUEGRO DE MI EX. ATERRIZAJE EN EL CORAZÓN