Cásate conmigo de nuevo romance Capítulo 17

Dos manos ásperas acariciaron su delicado rostro.

"Nena, ¿estas cachonda? ¡Más tarde vamos a saciar tu lujuria!" dos voces degeneradas se reían sin escrúpulos.

Jenna apartó la mano aturdida y gritó: "¡Váyanse!" Luego, se volteó y se durmió de nuevo.

Su carita sonrojada se veía muy adorable y atractiva bajo la luz ámbar de la farola.

"¡Increible, esta chica está buenísima! ¿Vamos a algún lugar para hacerselo toda la noche?" Uno de los hombres susurraba sus pensamientos lascivos con excitación, mientras que el otro asentía.

Uno de ellos se inclinó y levantó a Jenna, mientras que su amigo susurraba al tiempo que miraba a su alrededor: "Apúrate. Vámonos antes de que alguien nos vea".

Cuando la levantaron hasta el hombro del tipo, Jenna se sintió mal, se le revolvió tanto el estómago que empezó a vomitar y a escupir algunos trozos de comida antes de despertar. Abrió los ojos aturdida solo para darse cuenta de que dos tipos libidinosos ¡se la estaban llevando! El miedo hizo que dejara de estar ebria, ¡sabía que estaba en problemas!

"¡Déjenme ir, ayuda!" Luchó aterrorizada.

Los hombres no esperaban que Jenna se despertara, sus gritos agudos atravesaron la oscuridad de manera notable, los puso tan nerviosos que aceleraron el paso mientras la llevaban a un callejón oscuro.

"¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!" Jenna estaba completamente asustada, pero seguía gritando en voz alta. "¡Estoy perdida!" Empezó a pensar en cosas negativas, tenía mucho miedo de lo que le iba a pasar.

Hansen estaba calando otro puro en el auto, a pesar del cansancio su rostro se veía hermoso, miró al cielo nocturno con sus ojos oscuros, estaba listo para encender el auto e irse.

Justo después de arrancar, desde el espejo retrovisor, vio a dos hombres corriendo hacia un callejón con una mujer al hombro, fue entonces cuando escuchó los sollozos suplicantes de Jenna...

"¡Ayuda!"

Todo su cuerpo se estremeció mientras veía maldad en sus ojos.

El grito desesperado de Jenna lo hizo sentir escalofríos en la espalda, era obvio que algo andaba mal.

"¡Paren!" Sin pensarlo, abrió la puerta y corrió hacia ellos mientras gritaba.

Los dos hombres iban lo más rápido que podían mientras llevaban a Jenna. En un parpadeo, un joven gallardo apareció ante ellos, su mirada era tan intensa y penetrante, los miraba con fiereza.

Al ver la determinación en el rostro del hombre, el dúo pervertido se estremeció de miedo, uno de ellos estaba tan asustado que le temblaban las piernas.

"¿Quién es usted? Ocúpese de sus propios asuntos". Uno de los hombres mantuvo la postura y preguntó con fiereza.

Al ver que sus planes lascivos estaban a punto de arruinarse, el hombre fuerte que llevaba a Jenna en su espalda, miró al imponente joven con fiereza, mientras se arremangaba.

Hansen sonreía con frialdad y menosprecio, se veía confiado, pero cuando su mirada se posó en las ásperas manos del hombre que cargaba a Jenna, Hansen se transformó en un verdugo.

¡Cómo se atrevían a poner sus manos sobre su mujer! ¡Estos rufianes estaban tentando a la muerte!

La mirada de Hansen era sombría y amenazante, sus labios afilados estaban ligeramente curvados.

Los ojos de Hansen ardían de ira y su corazón estaba lleno de furia, se inclinó para levantar a Jenna con sus fuertes brazos alrededor de su esbelta cintura, de manera inconsciente aumentó su fuerza, incluso sus dientes rechinaban de rabia.

¿Por qué había salvado a una mujer así? ¡Ella merecía sufrir!

"¡Hmm, hmm!" Jenna sentía dolor mientras dormía, resoplaba suavemente, de repente sintió un aroma masculino y familiar. Se sintió más a gusto, lo que la hizo caer en un sueño aún más profundo, ¡una sonrisa apareció en su rostro! Jenna sabía que solo podía sentirse así en sus sueños, cuando Hansen se acercaba voluntariamente a ella y le ofrecía su calor, estaba feliz de dormir así: disfrutando de su abrazo.

La Residencia Collier era el edificio más alto de la ciudad, gozaba de una ubicación privilegiada, tenía forma de W, la azotea tenía estilo europeo y la fachada tenía un acabado de un lujoso mármol, reluciente y prístino.

Hansen era dueño de un espacio en el piso 18 que medía más de 200 metros cuadrados. Era un lugar privado donde solía descansar, ya que estaba en medio de la bulliciosa ciudad, no estaba lejos de la compañía, así que podía ir a pie a la oficina. En los últimos años, cada vez que no volvía a casa, pasaba la noche allí dadas todas esas comodidades.

Presionó el botón del ascensor con Jenna en sus brazos. Tan pronto como entraron, dos hombres los miraron con sospecha.

En ese punto, Hansen sostenía en sus brazos a una Jenna silenciosa y profundamente dormida, con su cabeza apoyada en su pecho. Su cabello estaba desordenado y su ropa estaba se veía aún peor, era evidente que la escena era indecente y levantaba sospechas.

Hansen sintió cómo su rostro empezaba a arder, nunca se había sentido tan avergonzado.

"¡Estás muerta, mujer!" Maldijo en voz baja con la ardiente ira en su corazón.

Afortunadamente, ya era bastante tarde en la noche y no se encontraron con nadie más, lo que salvó a Hansen de una mayor vergüenza.

Tan pronto como entró a la casa, tiró a Jenna en el sofá con rudeza.