Castigado por su amor romance Capítulo 1027

Marcus preguntó confundido: "Pero, ¿qué?".

Sebastian no respondió a su pregunta. "Vamos a subir primero".

Él siguió a Sebastian y ambos subieron las escaleras.

En la gran sala de estar, estaban sentados Yvonne, Ruth, Ryan, Jane y Alex.

Cuando Ryan vio entrar a Marcus, se levantó de inmediato. Se acercó rápidamente y se plantó frente a él, en ese momento lo agarró por el cuello. “¡Marcus! ¡Tu familia, los Shaw, son demasiado despreciables!”.

Después de decir esto, lo golpeó.

Marcus no se defendió.

Los miró a todos, luego fijó su mirada en Yvonne. "¿Cómo está Sabrina ahora?".

“Tiene fiebre, dice algunas tonterías a veces, grita constantemente ‘mamá’. A veces se acurruca con miedo y sigue gritando '¡no te lleves mis riñones, no!'".

Cuando escuchó a Yvonne decir esto, Marcus, un hombre adulto, también comenzó a llorar.

"Llévame a verla", dijo Marcus.

Entonces, Yvonne lo llevó afuera de la habitación.

De pie a un lado de la puerta, Marcus echó un vistazo.

Sabrina estaba acostada en la gran cama cubierta con una manta, lo cual la hacía ver muy delgada. Solo su cara, miserablemente pálida, se veía fuera de la manta.

Estaba dormida.

Parecía demasiado tranquila.

Sin embargo, sus cejas estaban muy fruncidas.

Estaba acostada en una cama tan grande que la hacía ver sola y sin esperenzas.

En ese momento, Marcus recordó la primera vez que la vio hace seis años.

Estaba igual de sola e indefensa viviendo en esta ciudad. Como una broma y un juguete, la alta sociedad de esta ciudad la pateaba como una pelota a su merced.

Al final, incluso afectaron su reputación.

Sin embargo, y aunque ella era una joven muy tranquila, sobrevivió con valentía.

Se sentía culpable por todo lo que la familia Shaw le debía a Sabrina e incluso por todo lo que le debían a su madre.

Esa tarde, Marcus decidió quedarse en casa de Sebastian. Tiempo después, un médico llegó para ver a Sabrina.

Sebastian le preguntó al médico: “Mi esposa, ella…”.

“No se preocupe, Amo Sebastian. La Señora Ford simplemente llevó su cuerpo al límite con emociones reprimidas que causaron que su sistema inmunológico se debilitara. Sin embargo, no es nada grave. Todos ustedes deben cuidarla bien y no dejar que nada la preocupe nuevamente en los próximos días. Dejen que se recupere lentamente y recuperará su salud”. Las palabras del médico tranquilizaron a Sebastian.

Poco después de que el médico se fuera, ya era media tarde.

Era de que Kingston fuera a recoger a Aino y regresara con ella.

En el camino de regreso, la pequeña niña estaba muy descontenta. Al principio, Kingston la estaba molestando, pero Aino se quedó callada, por lo que dejó de hacerlo.

Lo primero que hizo Aino una vez que llegó a casa fue correr a la habitación de su madre para verla.

No lloró, solo salió de la habitación de su madre.

Cuando llegó a la sala de estar y vio a Marcus, ella dijo de repente con los ojos llorosos: "Tío, ¿puedes preguntarle a tu Abuelo si podrían usar mi riñón?".