Castigado por su amor romance Capítulo 1108

Gloria dijo tranquilamente: "¡Debes pagar la manutención que me debes de los últimos doce años, luego debes darla la ciudadanía en Ciudad del Sur, y después debes hacer los arreglos para que asista a la escuela aquí en Ciudad del Sur! Quiero que se cumplan todas estas condiciones, ¡ni una menos!".

Lincoln dijo: "¡Sigue soñando!".

Gloria volvió a burlarse: "Lincoln Lynn, yo, Amelia Yale, he vivido más de treinta años. ¡No hay nada que no me atreva a hacer a este punto! ¡No me importa cómo sea mi vida después! ¡No tengo ninguna otra petición, y lo único que quiero es que seas más amable con tu hija! ¡Es tu hija biológica!".

Lincoln se quedó en silencio. "...".

"Ya tiene doce años. Ha vivido toda su vida en un pueblo agrícola, sin siquiera vestir una prenda de ropa nueva en su cuerpo. Lincoln Lynn, ¿no te duele en tu frío corazón verla así? ¿No quieres ver a tu propia hija?", preguntó Gloria con frialdad.

En ese momento, mientras Gloria estaba interrogando a Lincoln, recordó a su madre. Gloria quería que su hija conociera a su padre biológico tanto como Goldie quería que Gloria conociera al suyo. Después de todo, Lincoln era un hombre exitoso de negocios ahora, y Sabrina podría tener un futuro brillante si vivía con él.

Igual que lo que su madre deseaba de ella en ese entonces.

Sus palabras conmovieron a Lincoln. Entonces, dijo vacilante: "¿Dónde está la niña? ¿Puedo verla?".

Al día siguiente, Gloria le presentó a Lincoln a Sabrina. La niña era extremadamente tímida y callada. Además, era tan delgada que parecía que una fuerte ráfaga de viento podría llevarla en cualquier momento. Sin embargo, era muy alta y su piel era blanca y clara.

Cuando vio a la niña, Lincoln se sintió realmente satisfecho. Se frotó las manos y dijo: "¿Esta es mi…? ¿Esta es la niña?".

Gloria respondió: "Te lo ruego, por favor, apiádate de ella. Dale la oportunidad de ir a la escuela, de recibir una buena educación. ¡Es tu hija! ¡Tu propia hija!".

Lincoln dudó por lo que pareció un largo momento, y finalmente dijo: "Puedo darle una educación y pagar sus gastos, pero no puede dirigirse a mí como su padre".

Gloria dijo: "Tú...".

Lincoln dijo fríamente: "¡Tengo una esposa y una hija, una hija que tiene casi la misma edad que Sabrina! ¡Nuestra familia de tres está muy feliz!".

Cuando era niña, su padre no la reconocía como hija y, ahora, Lincoln se negaba a reconocer a su propia hija por igual.

El destino les estaba jugando una mala pasada.

Quería llevarse a su hija. Pero, ¿a dónde podía llevarla?

Entonces, Gloria estaba peor que su madre, pero al menos su madre tenía una pequeña casa donde vivir, un techo sobre sus cabezas, y su madre podía reclutar alumnos y enseñarles a tocar el piano.

¿Pero qué hay de ella? ¿Qué hay de Gloria?

Ella no sabía nada.