Castigado por su amor romance Capítulo 1121

Solo existía una persona capaz de ignorar sus órdenes, y ese era Sebastian.

A excepción de él, nadie se atrevería a desafiarlo.

"Muy bien, llévenselos y que los interroguen", dijo el Viejo Amo Shaw.

Los dos escoltas se fueron.

El anciano los miró a los tres y, entonces, dijo con su débil tono y cansado: "¡No dejaré que mueran tan rápido! Ya que los militares están involucrados, no será tan fácil para ustedes tres morir. Haré que saboreen el dolor que es aún peor que la muerte".

Selene dijo: “Abuelo… Abuelo, ¿ya no me amas?”.

El Viejo Amo Shaw dejó escapar una sonrisa fría y dijo: "¿Me estás llamando Abuelo? ¿Te gustaría sentir lo que es ser mordida por una docena de perros lobo del tamaño de terneros?".

El rostro de Selene palideció de miedo. "Abuelo... ¿Cómo puedes ser tan despiadado…? Buah".

"¿Despiadado?". La fría sonrisa del anciano permanecía en su rostro. "En comparación con todo lo que le has hecho a mi nieta, estoy siendo bastante misericordioso".

Luego, hizo una pausa, y dijo sin emoción: "Has hecho tantas cosas malas. Si te atreviste a hacerlas, ¡entonces deberías estar preparada para enfrentar las consecuencias por ellas!".

Después de eso, llamó a cuatro guardaespaldas que estaban afuera.

Aquellos cuatro guardaespaldas siempre estaban con él.

Siempre estaban con el Viejo Amo Shaw, por lo que conocían perfectamente a Selene.

Al ver el estado patético de Selene en ese momento, sintieron alegría en sus corazones.

"¡Llévenselos ahora! ¡Asegúrense de que no mueran en el camino!".

"¡Sí!". Los cuatro subordinados obligaron a la familia Lynn a salir.

Se secó una lágrima y dijo en un tono indiferente: “Si me voy a casa contigo, ¿cómo podría enfrentar a mi madre fallecida?”.

"Hace mucho tiempo, cuando era niña y adolescente, necesitaba una familia amorosa. Sin embargo, nunca la tuve. Y ahora, ya tengo cincuenta años y ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado desde entonces, ¿pero me estás pidiendo que regrese a tu casa?”.

El Viejo Amo Shaw respondió: "Tu cuerpo, tu edad... Es por eso precisamente que necesitas un hogar. Soy tu padre...".

"¡No digas esa palabra! ¡Solo siento asco al escucharte!", lo interrumpió Gloria.

Después de eso, ni siquiera se molestó en mirar al anciano, en cambio miró a su hija y a su yerno, y dijo exhausta: "Sabbie, Sebastian, regresemos. Quiero conocer su casa. Luego, regresaré a nuestro antiguo hogar”.

Sabrina y Sebastian asintieron al unísono y dijeron: "Muy bien, Madre".

Los tres se dispusieron para irse.

Detrás de ellos, Marcus gritó de repente: "¡Tía... Tía Gloria! Yo... admiro mucho a mi tía abuela".