Castigado por su amor romance Capítulo 113

Sebastian tenía una expresión solemne. Su tez bronceada y varonil transmitía una profunda sensación de tristeza.

Pero aún así, no se permitió dejar escapar ninguna emoción.

Con un rostro que parecía triste y cansado, miró a Sabrina, sin moverse.

Sabrina no sabía lo qué estaba pensando Sebastián.

Ella siempre había pensado que ella misma era firme e impenetrable. Pero frente a él, se sentía como un papel transparente.

Al igual que en ese mismo momento, él podría tener un aura de tristeza a su alrededor debido a la condición de su madre. Pero no se permitió soltar ninguna lágrima de dolor, solo reprimió su tristeza dentro de sí mismo.

En el exterior, todavía se veía frío y digno con su traje formal.

¿Pero ella?

Estaba sucia y su rostro ennegrecido. Selene la había engañado o Nigel se había burlado de ella, o incluso el Viejo Amo Shaw la había reprendido. Incluso Mindy le había hablado de forma condescendiente y ella nunca demostró que eso le afectara

Claro, también estaba Sebastián.

Sabrina no sabía cómo Sebastian iba a lidiar con ella después de que tuviera la libertad de hacerlo.

Tenía fundamentos profundos, era despiadado y nunca vacilaba.

Ella no podía resistirse a él en absoluto. Ella nunca había querido ir en su contra. Nunca había pensado en provocar a nadie dentro de la alta sociedad de la Ciudad del Sur.

“No... no es eso, yo…”, tartamudeó Sabrina.

Sebastian dejó de mirar a Sabrina y entró a la sala.

La sala estaba llena de la élite de la ciudad, pero Grace aún estaba inconsciente. Sabrina se sintió como una intrusa sin parentesco, parada fuera de la sala. Nadie recordaría el hecho de que, durante el tiempo que la Tía Grace estuvo en el hospital, siempre fue Sabrina quien la hizo feliz y le brindó su cariño.

Nadie lo recordaría. Solo la tratarían como un pedazo de tierra que se aferraba a la élite. Sabrina no se atrevió a entrar. Incluso si lo hacía, probablemente los que estaban adentro la echarían.

Con cuidado se fue a la parte trasera de la sala, mirando silenciosamente a través de la ventana para ver a Grace, que tenía tubos por todo el cuerpo.

Las lágrimas de sus ojos no dejaban de caer.