Castigado por su amor romance Capítulo 1147

Fue entonces que Lily sintió que estaba rodeada de enemigos por todos lados. Miró a su alrededor, esperando que alguien llegara a salvarla. Si esto hubiera sucedido en el pasado, definitivamente alguien hubiera llegado y la hubiera salvado. Pero hoy, ella no tenía la protección de nadie. De pronto, Lily sintió miedo. Sus pestañas revoloteaban, mientras miraba aterrada al hombre que la pateó. Sus ojos despiadados la miraban fijamente.

“No… no te acerques a mí…”. Lily estaba realmente asustada. Era una mujer fuerte y resistente, pero sin importar qué, seguía siendo una mujer. Nunca podría resistir los golpes de un hombre.

La expresión del hombre se mantenía fría e indiferente, y su tono, tranquilo. "¡Te dije que dejaras de insultarla! ¡Si continúas maldiciéndola, te golpearé hasta la muerte!”.

Lily miró hacia el camarero. “¡Llama a la policía! ¡Llama a la policía!”. Pero todos la ignoraron. El camarero estaba escondido debajo de la mesa del bar, aparentemente sorprendido.

"¡No... no te acerques a mí!".

Sin titubear, el hombre sujetó su cabello, entonces bofetada tras bofetada aterrizaron en sus mejillas. En un minuto o dos, su rostro quedó similar a una berenjena. Ella suplicaba desesperadamente. "Por favor, detente... yo... yo estaba equivocada...".

Entonces, el hombre la soltó. Luego ni siquiera se molestó en mirarla, levantó la mano, sujetó el vaso sobre la mesa y lo tomó de un tiro. Finalmente, la miró de reojo y dijo: “¿No te miras en el espejo antes de maldecir a otras personas? Con ese vestido, pareces alguien decente, pero tu boca está muy sucia. Ahora le dirás al mundo por qué tu boca está tan sucia. ¡Cuando menciones a las personas que se reunieron en Europa del Este y Sudáfrica, te refieres a ti, ¿no es así?!".

Lily yacía acurrucada en el suelo sin decir nada en respuesta. Esa fue la primera paliza que recibió en toda su vida. Por primera vez, la mujer sintió miedo. Una emoción extraña brotó en su pecho por el hombre que estaba frente a ella, el que la había golpeado. En sus ojos, ese hombre cuyo tono sonaba ligeramente suave, e incluso femenino, simbolizaba el poder supremo.

"Yo ... lo siento, no debí haberla maldecido". Lily se disculpó.

El hombre le gritó: "¡Vete!".

"¡Está bien, me iré ahora mismo!". Lily salió del bar rápidamente.

Uno de los clientes aconsejó al hombre. "Deberías irte ahora antes de que te denuncie a la policía".