Castigado por su amor romance Capítulo 1146

Lily levantó sus ojos brillantes y miró seductoramente al hombre que la estaba interrogando. Le pareció desconocido, no había visto su rostro antes.

"¿Quién…? ¿Quién eres?", preguntó Lily, tratando de sonar arrogante.

El tono del hombre era mucho más frío que el de ella. "Eso no es asunto tuyo".

Lily levantó la cabeza y dejó escapar una carcajada. “¡Tú… idiota! Aunque... no me lo digas, sé... ¡Sé quién eres! Tú… de seguro eres cercano a Sabrina. Escuché que esa p*rra intoxicó el aire de Ciudad del Sur con su sucio aliento…”.

Antes de que pudiera terminar su oración, una estruendosa y fuerte bofetada aterrizó en su rostro.

En el acto, Lily le arrojó la copa de vino en sus manos. “¡Maldito seas! ¡Me abofeteaste! ¡¿Cómo te atreves a hacerlo?! ¡¿Sabes quién soy?!”.

¡Parecía que los cinco años de mala suerte le estaban sucediendo de golpe en solo dos días! Justo ayer, ¡ella había sido golpeada! ¡Y hoy, la abofetearon otra vez! ¡Incluso ahora fue abofeteada por un hombre! Un total desconocido.

Él la sujetó por la nuca. "Me importa un bledo quién seas, ¿y qué si te golpee?". El hombre hablaba con un tono suave, luciendo culto y recto en un elegante traje. No se parecía a ningún Tom, Dick o Harry de la calle, más bien parecía el heredero de una familia rica y prestigiosa.

Pero ahora un hombre como él estaba abofeteando a alguien, más precisamente, a una mujer. En un instante, los espectadores a su alrededor suspiraron y jadearon conmocionados.

El hombre resopló: "¡No me importa quién eres, mereces que te abofeteen por tener la boca tan sucia!".

"¿Estás enojado porque estoy maldiciendo a Sabrina?", preguntó Lily.

"¡Sí!". El hombre contestó directamente y sin ninguna duda. "¡Si sigues insultando a Sabrina, seguiré abofeteándote!".

Entonces, todos los presentes comenzaron a reprenderla.

“Oh, Dios mío, en todos mis años de vida, esta es la primera vez que conozco a una mujer con una boca tan sucia y repugnante como la tuya. ¡Mereces que te golpeen!”.

"¡Te lo mereces! ¡Golpéala en la boca!”.

“¡Dale una bofetada hasta que se le hinchen los labios! ¡Veremos si seguirá insultando a otras personas después de eso!”.

En este tipo de circunstancias, generalmente las mujeres se sentaban en una esquina y observaban cómo se desarrollaba el drama. Pero en esta ocasión había muchos hombres presentes, y ellos odiaban a esas mujeres malhabladas.