Castigado por su amor romance Capítulo 1154

Justo cuando los cuatro o cinco hombres estaban a punto de empezar a violarla, innumerables serpientes se deslizaron hacia ellos. Algunas eran rojas, otras verdes, y todas brillaban tenuemente en la noche. En la fría cima de la montaña, los cuerpos de las serpientes se sentían aún más fríos. Los hombres grandes y corpulentos estaban aterrorizados, tuvieron que huir en todas direcciones.

Jane abrió los ojos débilmente, no tenía miedo, iba a morir de todos modos, tal vez la muerte por la mordedura de una serpiente sería una experiencia más misericordiosa.

Unos minutos después de que los hombres se alejaran, un hombre se acercó cojeando a ella, sus movimientos eran bruscos y precisos, atrapando a las serpientes en su punto débil y arrojándolas de vuelta a su bolsa.

Jane se esforzó por mantener los ojos abiertos y ​​miró al hombre que tenía delante, parecía tener cuarenta y tantos años.

"¿Tú... tú eres...?", preguntó Jane sin aliento.

La voz del hombre sonaba sencilla y honesta, y también ligeramente marchita. "Vivo en esta montaña junto con mi madre. Ella es débil y casi no puede ver. No tengo dinero para comprar alimentos, así que vine aquí para buscar algo de carne. Estas serpientes no son venenosas. Señorita, ¿a quién lastimó? ¿Por qué le harían algo como esto?", preguntó el hombre.

Jane jadeó. "Dame... Dame algo... algo de comida. Quiero comida".

El hombre soltó una risa. "Está bien, espera, te traeré algo".

Todo lo que el hombre pudo darle fue un trozo de galleta y un poco de agua. Aún así, Jane comió con deleite. Cuando Jane tuvo algo de comida en su barriga, finalmente se sintió fortalecida.

Después de todo, ella no estaba calificada para ser su amante.

‘¡El hecho de que no haya expresado su disgusto contigo, fue su mayor regalo para ti! Pero tarde o temprano, ya no lo ocultará, lo expresará todo de frente. Su odio y disgusto hacia ti ha llegado a su punto máximo, no puede soportarlo más, es lo que está pasando en este momento’.

Jane finalmente se dio cuenta. ¡Todo fue su culpa! No debió intentar sobrepasar su posición. No podía culpar a nadie más por su vida dura y miserable, era su culpa por no ver a través de su destino y del mundo.

Ahora, ella estaba tranquila.