Castigado por su amor romance Capítulo 1191

Pero, poco después, él se recuperó y sonrió. “Niña tonta, ¿qué hay que temer si estás embarazada? Solo tienes que dar a luz. Hay tres adultos aquí, y seguramente somos capaces de criar a un niño, ¿no crees?”.

“Yo… Yo no puedo. Mi ex novio…”.

“¿No quieres que él lo sepa?”.

Ella negó con la cabeza. “No quiero a su hijo. Tengo que deshacerme de él. Yo quiero…”. Ella miró fijamente a Noah. Había tomado una decisión a lo largo de su viaje hasta ahora. Jane se armó de valor y dijo: “Noah, ¿quieres casarte conmigo una vez que regresemos a tu ciudad natal?”.

“Hermana, soy mayor que tú. Este año cumplo cuarenta y cinco años. Son diez años de diferencia. No tengo educación, y aunque tu ropa está hecha jirones, puedo notar que has vivido una vida cómoda por un tiempo. No puedo arruinar tu vida”.

“Lo entiendo, Noah. Debo darte asco”, sonrió Jane con amargura mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Él sonrió. “Niña tonta, solo mírame. Tengo una anciana a la que tengo que cuidar. ¿Quién soy yo para sentir asco por ti? Soy tan bueno como un hombre de las cavernas que vive en las profundidades del bosque. No puedo pedirte que sufras este tipo de vida conmigo. Estaba planeando encontrar una buena y honesta familia para que te casaras en el momento en que regresáramos, y yo estaría cerca de tu hogar. Tus hijos podrían llamarme tío. Nunca soñé con casarme contigo. Estuve casado una vez y tuve hijos en el pasado, y a mi edad, no soy un buen partido para ti. Yo… Yo no creo que me vaya a casar otra vez”.

“Pero, Noah, siempre he querido casarme. Siempre. Solo que nunca me atreví a decírselo a mi ex novio. Nunca lo hice”, dijo mientras miraba a Noah con entusiasmo. “Quiero casarme. Quiero un hijo y una vida tranquila con niños jugando siempre. ¿Te casarías conmigo?”.

“…”.

“Si no quieres, entonces, no puedo acompañarte. Una mujer embarazada como yo no debería arrastrarte conmigo”.

“¡Está bien! De acuerdo, me casaré contigo. Me casaré contigo tan pronto como lleguemos a casa. Te llevaré a conseguir nuestro certificado de matrimonio”, aceptó el hombre emocionado.

Jane suspiró aliviada. “Tendré que deshacerme del niño en mi vientre si estás dispuesto a casarte conmigo”.

“No, no, no, no puedes. El niño es inocente”.

Ella negó con la cabeza. “Es precisamente porque el niño es inocente que deseo deshacerme de él. No quiero que todos los conflictos entre su padre y yo se transmitan a la próxima generación. Quiero cortar los lazos con su padre por completo y nunca más volverlo a ver. Solo quiero vivir el resto de mi vida en paz contigo y nuestros hijos”.

Después de eso, tomó la lista con ella y se realizó una prueba tras otra. El último punto se realizó en el lugar exacto donde se llevaría a cabo la cirugía. Después de veinte minutos, la llamaron a la sala de consulta nuevamente.

“No puede someterse a la cirugía”, anunció el doctor con calma.

“¿Por… por qué?”.

“Dígame honestamente. ¿Se sometió a los mismos procedimientos hace unos dos meses?”.

Jane asintió.

El doctor se burló: “Realmente no valora su cuerpo en absoluto. Piénselo bien. Si se deshace de este bebé, perderá permanentemente la capacidad de convertirse en madre”.

“…”.