Castigado por su amor romance Capítulo 1208

Sabrina se rio de repente mientras se cubría la boca.

Sin necesidad de voltear la cabeza, supo que era su hombre quien la había seguido.

Él se estaba volviendo cada vez más celoso.

Incluso se ponía celoso de los dos jóvenes.

El joven gritó de inmediato: "Señor...".

Sebastian aseveró: "¡Deberías regresar a tu campus ya!".

El joven respondió: “La señora de adentro, ella… nos invitó a quedarnos a almorzar”.

Sebastian dijo: “Lo repetiré una vez más. ¡Ustedes dos ya deberían regresar a su campus!”.

El otro joven respondió: “Bueno, señor, nosotros… Ya habíamos llegado a un acuerdo con esa señora adentro. Quería invitarnos a almorzar hoy al mediodía y dijo que hoy tendría muchos invitados en su casa. Yo le prometí que haríamos un baile callejero durante la hora del almuerzo”.

Aino sonrió y dijo: “¡Me gusta el baile callejero!”.

Aino miró a Sebastian de nuevo. “Papá, deja que se queden los dos. Quiero aprender a bailar el estilo callejero con ellos”.

Sebastian se quedó sin palabras.

Quería mostrarle una expresión fría a los dos jóvenes, y a su vez mostrarle un poco de su enojo a Sabrina.

Sin embargo, cuando se trataba de su propia hija, Sebastian no podía hacer nada.

"Papá...". Aino sujetó la mano de Sebastian.

Ambos jóvenes mocosos le hacían señales imprudentes a Aino. Le guiñaban un ojo y levantaban las cejas.

Para estos dos jóvenes mocosos, la presencia digna de Sebastian no significaba nada.

Kingston, quien estaba detrás de ellos, tenía muchas ganas de reírse.

'Es cierto que los jóvenes no tienen miedo'.

'Contra hombres tan jóvenes como esos, el Amo Sebastian no puede hacer nada'.

Sebastian suavizó su tono y miró a los jóvenes con disgusto. "¡Recuerden! ¡Solo pueden jugar con Aino! ¡Porque hoy en este lugar, solo ustedes dos y Aino son niños con menos de veinte años!”.

Los dos jóvenes dijeron de inmediato al unísono: “¡Entendido, señor!".

Sebastian dijo de nuevo: “¡No estén más en el jardín! ¡Ustedes están arruinando la tierra al estar aquí!”.

Los dos jóvenes miraron a Sebastian con un poco de molestia.

Sin embargo, cuando vieron la mirada fría en los ojos de Sebastian, se asustaron. Luego salieron de inmediato del jardín y fueron a jugar con Aino.

Era hermosa cuando estaba embarazada y cargaba una bolsa rota de lona, pero todavía tenía unas ganas de vivir y de sobrevivir muy fuertes.

En aquel momento en que ella no había escatimado esfuerzos y había actuado muy seria como una auténtica campesina mientras le enseñaba a los jóvenes a cavar hoyos, ella se había visto aún más hermosa.

Era esa belleza amable que no era ni humilde ni arrogante, y siempre era sincera y honesta.

Sebastian se rio de impotencia por un momento en su corazón.

No había dudas al respecto. De hecho, era muy atractiva para los hombres.

Para todo tipo de hombres.

Incluso los dos jóvenes atractivos ante los ojos de ella, que aún no tenían ni veinte años, también se sintieron atraídas e impresionadas por ella.

En ese momento, el hombre le dijo a Sabrina sin pensarlo: "¡En el futuro, te prohíbo que tomes la iniciativa de hablar con cualquier hombre!".

Sabrina dijo: “Son solo adolescentes…”.

“¡Aun así, no puedes!”.

“Entonces, ¿qué pasará con tu hijo en el futuro? ¿Puedo hablar con él, alimentarlo, bañarlo y acostarlo para que se duerma?”, preguntó Sabrina mientras rodaba los ojos.

Sebastian respondió: "¡Por supuesto que puedes!".