Castigado por su amor romance Capítulo 1280

“¡No lo sé!”, dijo Sabrina con impaciencia. Todavía estaba molesta por la llamada telefónica que Lori había hecho antes.

“¡Gracias, Sabrina! ¡Yvonne finalmente se reconcilió conmigo!”. Marcus sonrió inocentemente.

Aliviada, Sabrina sonrió. “Felicidades, Primo Marcus, sé bueno con Yvonne. Es una buena chica, sin dramas ni intenciones ocultas, solo es una chica muy brillante y alegre”.

“Lo sé, Sabbie. Lo sé”, aseguró Marcus, todavía extremadamente emocionado.

Sabrina había querido preguntarle si iba a almorzar con Lori, pero cuando lo pensó, se dio cuenta de que no tenía derecho a preguntarle al respecto. Ella cambió de tema. “Parece que Ruth y yo no podremos almorzar con Yvonne hoy. Supongo que ustedes dos van a almorzar juntos, ¿verdad?”.

“¡Por supuesto!”.

“Vamos, entonces, debemos ponernos a trabajar”.

Durante el resto de la mañana, Sabrina estuvo tan ocupada con el trabajo que apenas tuvo tiempo de tomar un sorbo de agua. No fue hasta el mediodía cuando Ruth le dijo: “Deja de dibujar, Sabrina. Te va a doler el cuello si sigues mirando el escritorio y te niegas a comer. Ven, vamos a buscar a Yvonne. Hoy te invito a comer”.

Sabrina no se molestó en mirarla. “No es necesario ir a buscar a Yvonne, ella tiene una cita hoy”.

El interés de Ruth se despertó de inmediato. “¿Qué dijiste? Yvonne y mi primo, no, tu primo, eso también es equivocado, o sea nuestro primo, ¿se reconciliaron?”.

Sabrina ya no estaba enojada ahora. “Eres bastante rápida”.

“Jejeje…”.

“Vamos por sushi. ¡Tú invitas!”.

“¡No hay problema!”.

Yvonne negó con la cabeza. “Realmente no se trata del Viejo Amo Shaw. Marcus y yo habíamos confirmado nuestra cita y yo ya estaba esperando afuera de su oficina a que terminara uno de los contratos que estaba manejando. Una vez que terminara, podríamos haber salido, pero luego él recibió una llamada en el último minuto”.

“¿De quién?”, preguntaron Ruth y Sabrina al unísono.

“Algunos familiares suyos insistieron en invitarle el almuerzo. Creo que sus padres también están allí, así que no tiene más remedio que ir. En realidad él quería que fuera con él, pero yo no quise”.

“Y entonces, ¿se fue sin ti?”, preguntó Sabrina.

Yvonne le dirigió una leve sonrisa. “No es su culpa. Yo soy la que no quería ir, él tampoco quería. Dijo que pondría una cara larga cuando llegara. En lugar de ir allí juntos de mala gana, podría ir solo”.

“Cierto. Vamos, entonces. Vamos todas por sushi y sake. Hoy invita Ruth”, dijo Sabrina.

“¡Yupi!”.