Castigado por su amor romance Capítulo 1307

“Mami, espera”. La niña se levantó y regresó saltando a su habitación estilo princesa, tomó un moño con lunares y se lo entregó al regresar.

“Mami, recógete el cabello en un moño”. Sabrina le hizo caso a su hija y, obedientemente, se recogió el cabello en un medio moño. Ahora, se parecía aún más a una adolescente estudiante de secundaria.

Aino estaba extremadamente satisfecha con el estilo de su madre.

Sin embargo, la propia Sabrina sentía que estaba vestida de forma demasiado informal. Pero aun así, no se cambió porque hoy sus huesos se sentían como si apenas estuvieran pegados.

Después del desayuno, como de costumbre, Kingston recogió a la familia. Cuando llevaron a Aino al jardín de infancia, Sabrina no vio a Lori, pero eso no era nada fuera de lo común. Tal vez ella se sintió avergonzada y transfirió a su hija a otra escuela.

Después de confiar su hija a su maestra, Sabrina volvió a subirse a su coche y se dirigió a su oficina.

Llegaron a su oficina justo a tiempo. Salió y se despidió de su esposo. “Sebastian, adiós”. Luego, Kingston llevó a Sebastian al Grupo Ford.

Sabrina sostuvo su bolso mientras miraba la hora en su teléfono. Ella bajó la cabeza mientras seguía caminando.

Antes de que pudiera entrar en los elevadores, escuchó que alguien la llamaba: “¡Sabrina!”. Esa voz sonaba sorprendida, llena de incredulidad.

Sabrina se volteó y vio a Marcus que estaba parado a cuatro o cinco metros de los elevadores, justo al lado de la entrada principal del edificio.

Sabrina lo llamó: “¿Marcus?”.

“Cuando entraste, ni siquiera pude reconocerte. Me tomó mirarte más para reconocerte”. Mientras hablaba, él llegó frente a ella.

“Marcus, tú…”.

“¿Por qué es tan audaz?”, preguntó Marcus.

“Es arriesgado, pero ¿qué pasa si ella gana? Hizo la apuesta”. Sabrina se encogió de hombros. Después de una pausa, se rio y dijo: “Pero, desafortunadamente, perdió la apuesta. Llegué rápidamente y la arrastré fuera de la oficina de mi esposo por el cabello. De todos modos, tu prima estaba profundamente avergonzada ayer en el Grupo Ford”.

Marcus se rio con ganas. “¡Ja! ¡Ella se lo merecía!”.

En el momento en que el sonido de su risa disminuyó, una voz se escuchó detrás de él. “Primo…”.

“¿Ah?”. Marcus se sorprendió, se dio la vuelta y vio a Lori, mirándolo con una alegre sonrisa en su rostro, acercándose a él paso a paso.

“Primo, ¿la Señora Ford trabaja para tu compañía?”, preguntó Lori amablemente.