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Holden se quedó boquiabierto. Luego miró a Sabrina con una expresión de absoluto amor y devoción. “¡Ella y su madre están tratando de hacerte caer en una trampa! ¿Por qué fuiste tan estúpida y viniste aquí?”.
Los ojos de Sabrina se pusieron rojos por las lágrimas no derramadas. “¡Vete! ¡Vete ahora!”.
Holden: “…”.
“¡Vete!”, gritó Sabrina con furia.
Vio a los dos guardias de seguridad sosteniendo la cerradura y estaban a punto de cerrar las puertas principales, así que ella corrió hacia ellos tan rápido como pudo y los empujó a ambos al suelo.
Luego gritó en dirección a Holden. “¡Tú! ¡Payne! ¡Vete, ahora mismo! ¡¡Ahora!!”.
Payne no era un idiota. No se demoró y, sino que se dio la vuelta y corrió. Cuando llegó a la entrada, se dio la vuelta de repente y atrajo a Sabrina a sus brazos. Le plantó un beso en la coronilla de su cabeza y luego salió corriendo por las puertas.
Sabrina: “…”.
En un minuto, las patrullas de la policía llegaron al hotel. La multitud que se había estado escondiendo se levantó inmediatamente.
Lori también se levantó, todavía luciendo nerviosa. A su lado, el adulador que había sido duramente golpeado por Holden yacía en el suelo.
Sin embargo, ahora que Holden se había ido, Lori ya no tenía miedo. Señaló a Sabrina y gritó: “¡Eres su cómplice!”.
En un ataque de ira, Sean también le interrogó a Sabrina. “¿Qué… qué está pasando? ¿No fue suficiente que viniera uno de tus amantes, sino que también tuvo que aparecer otro?”.
“Sean”. Para entonces, Sabrina había recuperado la compostura.
Miró a Lori y al hombre medio muerto en el suelo. “¿No lo viste? Lori fue quien llamó a este hombre”.
“¡No!”, refutó Lori inmediatamente. “Si hubiera sido yo quien lo llamó, él no me hubiera protegido en el momento crucial, ¡así que hacerlo solo me perjudicaría a mí! Sabrina, eres una maestra en la manipulación de los hombres. Te subestimé”.
Sabrina respondió: “¿Cómo así?”.
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