Castigado por su amor romance Capítulo 1347

Junto a ellos, Lori y su madre, quienes estaban atónitas por la conmoción, resultaron ser bastante valientes después de todo.

Después de todo, habían estado viviendo en el extranjero todos estos años. No eran ajenas a un poco de sangre y vísceras. ¡Hace solo dos días, Lori había sangrado por culpa de este maldito adulador!

En este momento, Lori se armó de valor, reprimiendo su miedo mientras le gritaba al hombre de traje negro: “¡Quién… quién eres tú! ¿De dónde vienes? ¡Sabes que este es el Hotel Internacional Gran Sabio! ¡No puedes huir! Seguridad, no le tengan miedo. ¡Cierren las puertas! Él no puede huir…”.

Las palabras de Lori advirtieron a los guardias de seguridad. Uno de ellos corrió inmediatamente hacia las puertas y las cerró.

Cuando el hombre de traje negro vio a Lori gritándole, inmediatamente soltó al grasiento y se lanzó sobre Lori.

“Ah…”. Lori cayó al suelo debajo de él, sus piernas se convirtieron en gelatina debido al miedo.

El hombre de traje negro se abalanzó sobre el aire vacío. Al verla sentada en el suelo asustada, levantó el pie y estaba a punto de estrellarlo contra el cuerpo de Lori.

Las suelas de sus botas militares estaban hechas de placas de acero extremadamente duras. Con esa rápida patada, el delgado y frágil cuerpo de Lori no podría soportar el impacto. Lo más probable es que sufriera una paraplejia completa, lo cual dejaría inmóvil la mitad inferior de su cuerpo.

Sin embargo, en este momento, en el vestíbulo del hotel, Lori tenía un adulador extremadamente leal cerca. A pesar de que había sido duramente golpeado, el adulador obligó a sus ojos hinchados a abrirse, y desde su limitado campo de visión, vio al hombre de traje negro a punto de patear a Lori, por lo tanto corrió hacia ellos y protegió a Lori con su cuerpo.

“Ay…”. El hombre escupió una bocanada de sangre en el rostro de Lori. Su cuerpo estaba sobre el de ella. Con la fuerza de la patada del hombre, su bota se clavó justo en donde le iba a golpear a ella, y sus movimientos no pudieron ser más precisos.

“Ay… ¡Maldito adulador! ¡¿Qué estás haciendo a plena luz del día?!”. Lori lo maldijo furiosamente.

La mente del adulador estaba un poco confundida. Le continuó sonriendo a Lori. “Yo… ¡Eres mi diosa! Por supuesto que tengo que protegerte. Prometí que te protegería con mi vida. Y, rápido, memoriza la contraseña de mi cuenta bancaria…”.

Lori: “…”.

Como el hombre no iba a admitirlo, ella tampoco lo admitiría. Pero en ese momento, era obvio para todos que este hombre era de hecho su adulador.