Castigado por su amor romance Capítulo 147

“¿Y qué si es verdad o no?”. Sabrina miró a Sebastian con una sonrisa sarcástica, “¿eso tiene algo que ver contigo, Señor Ford? Incluso si voy a tener el hijo de Kenton, fue antes de casarnos de todos modos. Si realmente tuviera una relación con él, ¿tiene algo que ver contigo en este momento?”.

“¡Ya nos hemos divorciado!”.

“¡Lo que suceda entre la familia Horst y yo no es asunto tuyo!”.

“¡Entonces, piérdete ya!”, le respondió Sebastian con enojo.

“¡Recuerda, tú fuiste quien me pidió que me detuviera!”, gritó Sabrina, incapaz de controlar sus emociones mientras se sentía agraviada, “Señor Ford, ¡te aseguro que nunca nos volveremos a ver!”.

Habiendo dicho eso, Sabrina se dio la vuelta y se fue.

De hecho, había planeado preguntarle a Sebastian si podía visitar la tumba de la Tía Grace en el futuro, pero en el momento se le olvidó.

Sabrina solo logró dar un paso adelante antes de que Kingston la agarrara del brazo.

Eso estaba muy fuera de lugar para Kingston, quien siempre había sido un guardaespaldas muy disciplinado y asistente del Joven Amo Sebastian. Por lo general, tenía cuidado de no cruzar ninguna línea, pero en ese momento, al verlos a los dos pelearse tan ferozmente justo después de divorciarse, Kingston ya no podía ser un simple espectador.

El joven amo siempre había caminado despiadadamente por su vida. Incluso con sus propios parientes de la familia Ford, nunca había tenido mucha paciencia. Cuando quiso saber qué tipo de relación tenía Sabrina con Kenton, el joven amo incluso se acercó directamente a la familia Lynn.

Sin embargo, no había forma de que pudiera descubrir la verdad de la familia Lynn.

Después de todo, el joven amo solo había querido escuchar lo que Sabrina tenía que decir al respecto, ya que solo entonces podría ayudar a Sabrina a lidiar con Kenton.

“Señor Yates, ¡por favor suélteme!”, gritó Sabrina mientras miraba a Kingston con una expresión exasperada en su rostro.

“Señorita Scott, el Joven Amo no quiso decir lo que acaba de decir”, trató de explicar Kingston.

Las palabras de Sebastian parecían sugerir lo contrario. “¡Haz que se largue!”, él ordenó.