Castigado por su amor romance Capítulo 1478

Alex parecía no poder contener la risa. "No, no es eso, Sebastian. Yo… yo simplemente estoy tan feliz, ¿sabes?".

Sebastian reprimió su ira y preguntó: "¿Entonces Jane está dispuesta a volver contigo?".

"No”.

"Entonces, ¿por qué me llamas en medio de la noche?".

"Porque no se ha convertido en la esposa de otra persona", gritó Alex como un niño pequeño.

"¿Así que estás feliz solo por eso?", preguntó Sebastian con impaciencia. "¡Alex, ya ni siquiera sé si realmente eres Alex Poole!".

"Por supuesto que lo soy. ¿Por qué no debería serlo? Soy tu hermano, Alex".

"...".

Entonces, la mujer en los brazos de Sebastian se despertó por el sonido. Sabrina abrió los ojos perezosamente y preguntó: "Es tarde, Sebastian, ¿con quién hablas? ¿Es una mujer?".

Sebastian la miró. Las emociones de Sabrina habían sido muy inestables los últimos días, por lo tanto solo le susurró con delicadeza: "No, es...".

Sabrina estalló en llanto. "¡Alex Poole, sé razonable! ¡Jane es un ser humano, no un objeto! ¡No es tu mascota, es una persona! ¡Tiene sus propios sentimientos! ¡Ella nunca te traicionó! ¡Fuiste tú! ¿No lo entiendes? ¡Fuiste tú! ¡Tú fuiste quien la echó sin piedad, fue tu ex novia quien casi la mató a golpes, y se quedó sin otra opción! Finalmente conoció a un hombre que le gusta y que también la quiere, así que ¿por qué insistes en molestarla? ¿¿Por qué?? ¡Te pregunto por qué, Alex Poole! ¡Jane no es de tu propiedad! ¿Eres un cerdo o un caballo? ¿No entiendes español? ¿Te consideras Dios? ¿De verdad crees que puedes echarla cuando quieras y recuperarla, así como así cuando te dé la gana? ¿Qué eres, Dios? ¿Cómo te atreves? ¡No tienes derecho a hacer eso!”.

"...". Alex no pudo reaccionar ante el implacable ataque de Sabrina. Logró salir de la conmoción después de un rato y titubeó: "Sa…Sabrina, ¿qué... qué pasa?".

Sabrina se sintió mucho mejor después de quejarse y dijo: "Lo siento, yo... no he estado de buen humor últimamente. Realmente no puedo controlarme. ¡Colgaré ahora!".

Terminó la llamada y colocó el teléfono sobre la mesita de noche antes de mirar a su hombre con ganas de llorar de nuevo. Nunca había sido una llorona, y rara vez pedía atención, pero por alguna razón desconocida, parecía no poder controlar las lágrimas durante los últimos dos días. En realidad, Sabrina había recibido una llamada de Jane esa misma mañana.