Castigado por su amor romance Capítulo 150

“¿Quién eres tú? ¿Por qué tienes el teléfono de mi marido?”. Al otro lado de la llamada se escuchaba la voz aguda y acusadora de Selene.

Sabrina murmuró: “Yo…”.

Se volteó para mirar a Sebastian con una expresión afligida en su rostro, el corazón de ella se hundía más profundamente a cada segundo.

Ella esperaba que la llamada fuera de Selene, porque su número no estaba guardado en el teléfono de Sebastian. Sin embargo, en el momento en que escuchó el tono acusador y tenaz de ella, Sabrina inmediatamente sintió que estaba cometiendo un error.

Aun así, acercó el teléfono a la oreja de Sebastian.

“¡¿Hola?!”. Sebastian sonaba extremadamente infeliz.

“Querido… Joven Amo, snif, ¿por qué hay otra mujer a tu lado? Incluso contestó el teléfono por ti, ¿quién es ella? snif”. Selene sollozó, pero aún así, mantenía un tono delicado.

A pesar de que Selene había preguntado, ella realmente sabía a quién le pertenecía esa voz.

Con solo escuchar la voz, Selene se dio cuenta de que Sabrina era la que había contestado el teléfono de Sebastian.

Tenía sentido, porque Selene había visto como Sebastian había bloqueado el cuchillo destinado a Sabrina con sus propios ojos, y vio a Sabrina vendar su herida antes de subir a la ambulancia con él.

Definitivamente era Sabrina.

La voz de Sebastian permaneció extremadamente tranquila cuando dijo: “Ella es la enfermera”.

Selene no supo cómo reaccionar.

Sabía que Sebastian le estaba mintiendo, pero no se atrevió a refutar porque esto la delataría. Fingiendo estar sorprendida, rápidamente preguntó: “¿Qué pasó, Joven Amo? Ya que hay una enfermera a tu lado, ¿eso significa que estás herido? ¿Te pasó algo?”.

“¡Estoy bien! ¡Solo estoy molesto después de escuchar tu ruido!”. Sebastian le respondió impacientemente.

Selene dijo: “Oh… solo estoy preocupada por ti. Me probé el vestido de novia antes, y en el camino de regreso a la tienda sentí una sensación de pesadez en el estómago. Cuando volví, me acosté en la cama y le pedí al médico de la familia que echara un vistazo…”.

“¡¿Y qué pasó?!”. La voz de Sebastian se hizo más fuerte.