Castigado por su amor romance Capítulo 168

Ante Sabrina se encontraba una mujer embarazada igual que ella. Sabrina miró a Selene con incredulidad. “¡Selene! ¿No estás cansada? ¿No te preocupa perder al niño que llevas en el vientre? Incluso dijiste que te dolía en la casa de la familia Ford esta misma mañana, ¿cómo es que ya estás bien?”.

En ese momento, Selene estaba de buen humor.

Tanto, que nada de lo que Sabrina dijera podría alterarla o enfadarla.

Esa misma mañana, en la Residencia Ford, había observado personalmente cómo Sabrina se deshacía de su teléfono, y había visto lo decidida que estaba ella por terminar las cosas con Sebastian. Pudo ver claramente la ira en los ojos de Sebastian cuando miró a Sabrina en ese momento.

Para Selene, no importaba si la ira de él se dirigía a la dureza de Sabrina, siempre y cuando Sebastian estuviera enfadado con ella.

“Sabrina, antes me sentía incómoda, pero ahora me siento mucho mejor, sobre todo después de echarte un vistazo. Para ser honesta, realmente admiro el talento que tiene una chica inútil como tú para cautivar a la gente. De hecho, lograste engañar a Nigel, y pudiste evitar que Kenton interviniera. Luego, sedujiste a Zayn también. Sí, y hace apenas tres horas, si no me equivoco, ¿no estaba el heredero de la familia Shaw, Marcus, aquí mismo, delante de tu puerta?”.

Selene escupió al suelo con disgusto.

“Incluso un descendiente de primera clase tan bien educado como él cayó en tu trampa”.

“Realmente eres hábil”.

“Déjame adivinar, ¿te enseñó todas tus técnicas ese miserable anciano Kenton?”.

Todo estaba a punto de terminar. Sabrina solo tenía que sobrevivir un día más antes de abandonar Ciudad del Sur para siempre, por lo que realmente no deseaba involucrarse en ningún conflicto sin sentido que solo le provocaría más incomodidad.

Sabrina no podía aguantar mucho más, estaba exhausta mentalmente.

Para evitar ver a Marcus, ni siquiera almorzó. Ahora estaba hambrienta, cansada y frustrada. Lo único que quería era agarrar su mochila y encontrar un motel, darse una buena ducha, comer y dormir.

Después de eso, se arreglaría y se iría al día siguiente.

“¡Selene!”. Sabrina levantó la voz, pero trató de mantener la calma. “Ya le he explicado todo claramente a la familia Ford hoy. Estás montando una escena aquí, pero para mí, solo pareces una loca balbuceando. ¿Ya terminaste?”.