Castigado por su amor romance Capítulo 1769

"¿Qué te parece arrodillarte en la grava?", dijo él solemnemente.

Sabrina ahogó una carcajada. Su estado de ánimo, originalmente deprimido, cambió al instante al sentirse divertida. Rodeó a su hombre con los brazos. "Bueno, no puedo soportar que te arrodilles sobre la grava. ¿Qué tal si...?".

Ella fue a desabrochar la ropa de Sebastian. Él se quedó sin palabras.

"Ya estás embarazada de siete meses", dijo Sebastian.

"¡No! ¡Solo lo quiero!".

Él era un hombre con muy buen autocontrol. Si se tratara de otra persona, probablemente ya le estaría sangrando la nariz. La mujer tenía más encanto femenino cuando estaba embarazada, especialmente cuando ella, una mujer que apenas actuaba con coquetería, de repente parecía una mujer dócil con un gran encanto seductor. Sin embargo, él seguía teniendo una expresión de calma. "¡Sé buena!".

"¡Es que no quiero!", dijo Sabrina, empezando a lagrimear de nuevo.

"Lo haremos lento, ¿de acuerdo?".

De repente él entendió por qué ella estaba tan triste ese día. Sus sentimientos se agitaban al recordar el pasado, y se sentía sentimental. Vio cómo llevaban a Jane a la sala de partos, y le recordó la situación de cuando dio a luz a Aino. Sebastian, sentado al borde de la cama, no pudo evitar recordar el momento en que la conoció. En aquel momento, se acercó a ella para que cuidara de su madre. En aquel momento, él no dejaba de pensar que ella tenía un motivo oculto para acercarse a él, así que tenía una muy mala impresión de ella. Podría decirse que fue muy duro con ella.

Hasta el día de hoy, todavía recordaba claramente que Sabrina, ya estaba embarazada de Aino en aquel momento, no podía ni siquiera permitirse ir a los chequeos prenatales porque no tenía ni un centavo. Entonces le pidió prestados cincuenta mil dólares. Sin embargo, él solo le dio mil dólares. La forma en que la miró con condescendencia en aquel entonces todavía estaba fresca en su mente. Sin embargo, cada vez que lo recordaba, lo hacía sentir como si su corazón fuera pinchado por agujas. Eso fue porque el dinero fue arrojado al suelo por él. Ella, sin forma de defenderse, tuvo que tirarse al suelo para recoger el dinero.

"No te dejaré. Esta vez, definitivamente estaré a tu lado y afrontaré el parto contigo", dijo Sebastian lentamente mientras abrazaba a su mujer.

Sabrina se despertó de repente. Lo abrazó de inmediato. "¿De verdad?".