Castigado por su amor romance Capítulo 1776

"¿Quién eres tú? ¿Por qué me agarras? ¡Déjame ir!". Aino miró al joven que la sostenía de manera muy alarmante.

“Pequeña niña, ¿sabes que te caerás si corres tan rápido? En el futuro, debes tener cuidado de no correr tan rápido. Aquí todo es piso de mármol, será muy doloroso si te caes”, dijo de inmediato el joven.

Aino inmediatamente sonrió. "Gracias, Señor".

"¿Dónde están tus padres? Eres una niña tan pequeña. ¿Cómo pueden tus padres no tenerte cerca?”, preguntó el hombre.

"¡Bah!". Aino dijo con mucho orgullo: “Mi papá está muy ocupado, increíblemente ocupado. Ya soy una niña grande y no necesito que mi padre me cuide. Puedo cuidar de los demás ahora. Puedo cuidar de mi madre y también puedo cuidar de mi Tía Jane”.

Al decir eso, Aino salió corriendo. En ese momento, Kingston y Zayn llegaron corriendo. Pasaron a llegar frente a ese joven, quien regañó a Kingston y Zayn.

“¿Se llaman a sí mismos los tutores de la niña? ¿Cómo pueden dejar que la niña corra? Esto todavía está bien porque este es el hospital. Si esto fuera la carretera principal, entonces sería malo”.

Kingston y Zayn asintieron agradecidos. "Sí, sí, tienes razón".

Aino, por su parte, volvió a explicarle al joven. “No se preocupe, señor. Cuando estoy en la carretera principal, no corro. Sé que hay muchos coches en la carretera, así que evito los coches. Gracias, Señor".

Aino volvió a irse corriendo después de decir eso. Ella estaba muy feliz ese día. La razón era porque la Tía Jane había dado a luz a un bebé. Quería apresurarse a contarle a su Tía Hana esta buena noticia. Aino corría mientras Kingston y Zayn la seguían. Sin embargo, lo que no sabían era que en ese momento, en un lugar lejano, un par de binoculares de alta potencia miraban fijamente la espalda de Aino. Cuando Aino salió corriendo hasta perderse de vista, la persona detrás de los binoculares de alta potencia sacó el teléfono e hizo una llamada.

"Hola, ¿la niña pequeña no tiene a sus padres cerca?".

"No, Amo".

La persona al otro lado de la llamada maldijo ferozmente. “¡M*ldita sea! Entonces, ¿dónde está su padre?”.