Castigado por su amor romance Capítulo 1813

De pronto, Holden sonrió. Comprendió por qué la niña dijo que quería ver a su padre cuando le dijo que le concedería un deseo hace un momento. Era porque hacía mucho tiempo que no veía a su padre. Echaba de menos a su padre, pero también estaba enfadada con él. Ella odiaba a su padre. Holden se sintió muy feliz. Era genial que Aino odiara a su padre. Mientras Aino estuviera dispuesta a odiar a su padre, Holden podría entrar fácilmente en el corazón de Aino. Esa era la mejor oportunidad para él en ese momento. Cuanto más se distanciara Aino de su padre, más amable debía ser Holden con ella. Además, ser amable con Aino era originalmente lo más importante para Holden.

"No llores, Aino. No llores, cariño. ¿De acuerdo? Tu padre y yo somos gemelos, así que puedo compensarte por todos sus errores, ¿está bien? No se lo eches en cara a tu padre tampoco, ¿sí? Tu padre no puede acompañarte, así que déjame acompañarte en su lugar. ¿De acuerdo?".

Aino dejó de llorar al instante y sonrió. "Tío Holden, ¿es cierto lo que dijiste?".

"¡Por supuesto! Soy un hombre de palabra".

Aino sonrió sin dudarlo. "Entonces, ¿puedo dejar de querer a mi padre? ¡Solo te quiero a ti, Tío Holden!".

"¡Por supuesto!". Holden estaba increíblemente feliz. Pensó que por fin lo había conseguido. "Aino, dime, ¿qué quieres?".

Aino lo pensó un momento. "Tengo todos mis juguetes en casa. Mi malvado padre no me acompañaba, así que me compraba juguetes todos los días. Sin embargo, tampoco nunca me sacó a jugar. Conocía muy poco las calles y callejones de Ciudad del Sur...".

Al escuchar a Aino decir eso, Holden no pudo evitar reflexionar. Tenía que sacar a Aino a pasear como fuera. Tenía que criar a Aino y nunca más dejar que se encontrara con Sebastian. Ya que se iba a llevar a Aino, entonces debía dejar que ella viera de nuevo esta ciudad. Con el tiempo, él sería el protector de Aino, la persona que más la quería, y sería su figura paterna. Por lo tanto, era lógico que cumpliera el deseo de su hija. Juró que tenía que tratar a Aino y a Sabrina mejor que como las trató Sebastian. ¡Lo juró!

Holden abrazó a Aino. "Cariño, puedo cumplir todo lo que tu padre no pudo hacer. Mañana te llevaré al parque de atracciones y pasearemos por todas las calles y callejones de Ciudad del Sur".

El corazón de Holden se derritió en un instante. Echó un vistazo a la hora. "Buena chica. Ve a dormir. Los niños pequeños no deben quedarse despiertos hasta tarde. Si te quedas despierta hasta tarde, no crecerás más".

Aino le dio las buenas noches a Holden. "Buenas noches, Tío Holden". Después de eso, se dirigió a la habitación que Holden había preparado para ella en el último momento.

"Buenas noches, mi bebé Aino".

"Buenas noches, Tío Holden". Aino apagó al instante las luces de la habitación justo en el momento en que cerró la puerta. Se metió rápidamente en la cama y se acurrucó. Las lágrimas empezaron a correr por su cara. Se abrazó a las rodillas con ambos brazos y murmuró con una voz tan suave que solo ella podía escuchar: "¡Papá y Mamá, no se preocupen por mí! Tengo una forma de escapar. Papá y Mamá, soy muy valiente. Los echo mucho de menos". Aino sollozó suavemente en la habitación.