Castigado por su amor romance Capítulo 186

Selene se quedó sin palabras. Tenía la boca abierta por la sorpresa y con los ojos muy abiertos, mirando a Sebastian con un aspecto triste. “Joven… Joven Amo, esto… ¿Por qué haces esto? ¿Por qué?”.

Detrás de ellos, los invitados presentes estaban todos sorprendidos.

Lincoln y Jade, que estaban en los asientos principales, fueron presas del pánico. Hace un segundo, estaban tan felices y ahora se sentían como si hubieran caído en un profundo agujero. Los dos se sentían como si estuvieran casi muertos.

Jade preguntó apresuradamente en tono acusador: “¿Por qué, Joven Amo Sebastian? ¿Por qué haces esto? El niño en el vientre de Selene es tuyo, ¡es tu hijo!”.

Incluso Henry preguntó confundido: “Sebastian, esto es demasiado. La boda ya ha llegado hasta este punto, y la Señorita Lynn dará a luz a tu hijo. ¡No puedes retractarte ahora!”.

Sin embargo, Henry sabía que eran solo palabras. Sabía que su nieto no lo escucharía. Sebastian no escuchaba a nadie. Ni siquiera dio una explicación y se limitó a decirle al pastor: “No quiero casarme con ella”.

Luego se dio la vuelta y se fue. Ninguno de los invitados se atrevió a decir algo, y algunos se alegraron, porque todos en Ciudad del Sur sabían que la familia Lynn dependía en gran medida de la familia Ford. En el pasado, Lincoln solo había sido un pequeño comerciante, sin siquiera diez millones a su nombre. Gracias a que Lincoln se comportó como un perro frente a Benjamin, lograron vincularse con la familia Ford.

Cuando Benjamin fue destronado, Lincoln utilizó el hecho de que su propia hija se había acostado con un miembro de la familia Ford para acercarse a ellos de nuevo. Por eso, el verdadero círculo de élite de Ciudad del Sur no veía con buenos ojos a la familia Lynn.

Las señoritas que asistieron a la boda miraban con más desprecio a Selene, sobre todo desde que ella se había aferrado al brazo de Sebastian y había entrado al salón de bodas. Esas miradas de satisfacción en sus rostros eran tan horribles como sus sentimientos. Que Sebastian no quisiera casarse con Selene era perfecto.

¡Ja, ja, ja!