Castigado por su amor romance Capítulo 1889

La madre de Malvolio se lo llevó con ella e incluso estaba planeando comprar una casa más pequeña tal vez después de una década y de ganar más dinero. De esa manera, ambos madre e hijo tendrán un lugar para vivir, de nuevo. Eran muy optimistas sobre sus vidas en el futuro. Sin embargo, como un huérfano y una viuda, siempre fueron intimidados por otros. Fue particularmente así para Malvolio, quien había sido travieso mientras crecía. De repente había perdido a su padre por lo que cuando era intimidado, no podía aceptar la derrota y siempre quería defenderse. Luego era golpeado por los niños mayores hasta que su rostro quedaba todo magullado e hinchado.

Un día, cuando Mavolio fue perseguido por unos niños mayores que él, ya que querían golpearlo, un hombre con una figura fuerte ayudó a Malvolio a ahuyentar a esos niños e incluso llevó personalmente a Malvolio a casa. Desde ese día, el hombre empezó a conocer a la madre de Malvolio. El nombre del hombre era Delmont Stevens, el dueño del centro de reciclaje.

Aunque Delmont abrió el centro por su cuenta, el dinero que hacía era suficiente para sobrevivir y tener una pequeña ganancia. Por lo tanto, Delmont tenía ya treinta años, pero no tenía esposa. Desde que se juntó con la madre de Malvolio, Delmont iba a la casa que la madre y el hijo alquilaban cada unos cuantos días. También frecuentemente recogía a Malvolio de la escuela y lo llevaba a comer comidas buenas los fines de semana. Por lo tanto, a Malvolio le gustaba mucho su Tío Delmont.

Mientras pasaba el tiempo, Eirwen se embarazó. Sin dudarlo, el niño en el vientre era de Delmont. En realidad, a Malvolio le gustaba que su madre estuviera con Delont. No mucho después de eso, su madre y su Tío Delmont se casaron. Por mucho tiempo, Malvolio ya había estado llamando a Delmont como padre. Eventualmente, Eira Stevens nació.

La vida de la familia de cuatro parecía estar mejorando y Delmont tenía sus propias ideas. Cuando estaba en la cama por la noche, le dijo a Eirwen: “Eirwen, tengo algo que discutir contigo. Verás, tengo un pedazo de tierra que me dejaron mis padres como base para construir una casa. Nunca he tenido el dinero así que nunca la construí. Y estaba pensando, ahora que tengo un poquito de ahorros y tú también tienes algo guardado de los años que pasaste confeccionando y cosiendo ropa. ¿Qué dices si construimos allí una fábrica juntos para fabricar ropa? Tienes la habilidad y yo tampoco soy una persona perezosa, así que podré ser el vendedor. ¿Qué piensas?”.

Eirwen estuvo de acuerdo allí mismo. Su esposo quería empezar un negocio, así que como su esposa, claro que lo tenía que apoyar. No solo estaría apoyándolo, pero también ella sería de gran uso. Era muy versada en la ropa. Pensaba que si empezaban un negocio de fábrica de ropa, ciertamente harían una ganancia. Lo que pensaba Eirwen no estaba mal. Después de que se construyera la fábrica de ropa, el negocio de ropa estaba en auge en ese momento, hace casi treinta años, así que todos en la línea del negocio empezaron a hacerse ricos. Eirwen y Delmont no fueron la excepción. Sin embargo, lo que Eirwen no esperó es que cuando sus negocios acababan de despegar y acababan de ganar su primer millón de dólares, Delmont le fuera infiel.

Delmont había estado saliendo a conseguir ventas desde hace años. Había conocido y visto más cosas que Eirwen. Delmont fue detrás de Eirwen y persiguió a una joven directora de diseños en una compañía de moda de gran escala. Era una chica joven y capaz con ideas. La chica también era muy inteligente y valoraba las habilidades de Delmont. Cuando estaba junta con Delmont, ella no le pedía nada. No solo eso, sino que ella sacó un préstamo de dos millones de dólares y se los dió a Delmont. Quería empezar una compañía propia con Delmont. Sin embargo, la chica también tenía una petición, que Delmont se tenía que divorciar de Eirwen lo más pronto posible porque ella nunca sería una amante.

A Delmont le gustaba esa chica con estilo e independiente con un aura imponente, para empezar, y esa chica había hecho mucho por él, así que claro Delmont estaba más que conmovido. Se fue a casa esa noche y de inmediato le pidió el divorcio a Eirwen.

“¿Qué? ¡Yo absolutamente no me divorciaré!”. Eirwen agarró un cuchillo y amenazó a Delmont, llorando.