Castigado por su amor romance Capítulo 1947

“Está bien, Señora Ford. Iré saliendo primero. Si tienes alguna otra orden, me puedes llamar. Estoy siempre a tu disposición”, dijo Maysun obedientemente. Ella era la pequeña princesa de la familia Kemp en Ciudad Kidon, pero tenía que actuar humilde como una sirvienta ante Rose. No le molestaba a Maysun, sentía que valía mucho la pena. Salió de la habitación de Rose y llamó a Lily: “Lily, ¿dónde estás? Te estoy buscando. Te tengo buenas noticias”.

En el otro extremo, Lily estaba tomando un baño atrás de la Residencia Ford. Lily se había lavado una y otra vez, pero su cuerpo aún tenía un hedor.

“Me estoy bañando. Solo ven acá”, dijo Lily, molesta.

“¡Está bien! Iré allá”. Maysun cerró la llamada y caminó directo hacia el patio.

Aino la siguió sin que supiera. Aino levantó su cabeza para mirar a Yvonne y a Ruth. “Tía Ruth, Tía Yvonne, ¿están seguras que esto puede salvar a mi mamá?”.

Ruth miró a Yvonne y no dijo nada. Ella era una chica que no podía tomar decisiones importantes. Si le pedían tal cosa como proponer ideas, Ruth simplemente no podría hacerlo. Lo que sí podía hacer era escuchar a Yvonne.

Yvonne miró a Aino con una expresión muy determinada. “Aino, ¡esta es la manera más fácil! De solo esta manera podemos salvar a tu mamá más rápido. ¿Entiendes?”.

Aino asintió de manera calmada y compuesta. “¡Yo entiendo!”.

Ella miró a Ruth de nuevo. “Tía Ruth…”.

Ruth inmediatamente sonrió. “¡Aino! No tengo otras habilidades, pero todavía soy muy capaz. Conmigo cerca, definitivamente puedo ayudarte a discutir. ¡Discutiré tan vigorosamente que la entera ciudad sabrá!”.

El espíritu de Sebastian instantáneamente se elevó. “¡Bebé!”.

El hombre empezó a lagrimear. Puso Aino en sus brazos y preguntó suavemente: “Dime, ¿estuviste bien quedándote con tu Tía Yvonne estos últimos dos días y una noche?”.

Él ya había traído a Aino de vuelta para quedarse con él por más de un año, pero nunca le había permitido dejarlo.

“Papá, Tía Jane me cuidó particularmente bien. Ayudé a la Tía Jane a cuidar de su recién nacido también. Después de eso, Tía Yvonne y Tía Ruth me llevaron a comer una comida deliciosa. De noche, ambas se tomaron turnos para contarme historias. No tuve miedo en lo absoluto”.

Al escuchar a su hija decir eso, Sebastian la abrazó con fuerza. “Bebé, has crecido y has sido amable”.