Castigado por su amor romance Capítulo 196

El hombre obeso se dio la vuelta para mirar a Sabrina y rugió: “¡Tú z*rra, discúlpate! Debes arrodillarte y pedir perdón”.

“¡He dicho que cuides tu boca!”, replicó Sabrina con calma.

“¿Por qué? ¿Ha dicho algo malo? ¿No eres una madre soltera? ¡No solo eso, sino también una mujer divorciada! ¡Las mujeres como tú nacieron para ser baratas y desvergonzadas! Tu hija no es más que una pequeña zorra igual que su madre, ¿y se atreve a pegarle a mi hijo? ¿Quién demonios te crees?”.

Una mujer de aspecto despiadado que estaba junto al hombre obeso la miraba fijamente. Estaba vestida con un abrigo a rayas blancas y negras de piel de visón, como si quisiera presumir de su riqueza. El maquillaje de su cara era tan pesado que casi parecía que se estaba deshaciendo, mientras le gritaba a Sabrina. Estaba claro que aquella pareja eran nuevos ricos sin educación, y Sabrina no se sentía intimidada por la presencia de ellos.

“Si no me equivoco, mi hija es un año menor que su hijo, ¿cómo podría pegarle? Además, los niños hacen tonterías y a veces pueden resultar heridos en el proceso, ¿es realmente necesario todo esto? ¿No están exagerando?”. Sabrina miró a su hija Aino, antes de volverse para estudiar al hijo de la pareja y se encontró con que su hijo superaba a Aino en altura. Miraba fijamente a Aino, mientras que ésta se negaba a dejarle la ventaja y hacía muecas hacia el niño cada vez que tenía la oportunidad.

“¡Aino!”, le regañó Sabrina, y Aino se detuvo al instante.

“¡Cómo te atreves a hablar como si no hubieras hecho nada malo aquí! ¡Extranjera de mi*rda!

Una niña con un corazón tan bondadoso nunca le pegaría a alguien sin razón. Aunque Aino era una niña dulce que ayudaba a su madre en casa, no tenía miedo. A pesar de ser una niña, lo que más le decía a su madre era: “Mami, cuando sea mayor, los protegeré a ti y al tío de cualquiera que intente molestarlos”.

Tal y como había predicho Zayn, Aino había heredado la personalidad de Sebastian Ford después de todo. A pesar de todo, Sabrina se negaba a creer que su hija causara problemas innecesarios y, por lo tanto, había insistido en ver las imágenes de las cámaras de vigilancia para averiguar qué había sucedido. Se negó a disculparse por lo demás.

La Señorita Wals no tuvo más remedio que susurrar: “Señora Scott, el padre de Leo tiene muchas conexiones aquí en nuestro condado y la familia Sullivan es extremadamente poderosa. El mismo Señor Sullivan es un militar veterano, no debería meterse con ellos”.