Castigado por su amor romance Capítulo 2006

Solo fue entonces que Sebastian vio que ambas manos de Sabrina estaban cubiertas con el popó amarillento del bebé. Aino se rio al instante. “Dios, mamá, mira tus manos”.

Sabrina miró de soslayo a su hija con molestia. “Te ríes, pero fuiste igual que cuando eras una bebé. Necesitabas mucha atención y hacías mucho popó. Hacías popó unas cuantas veces al día y era tan amarillo como este”.

Aino inmediatamente contuvo su risa. “Mamá, ¿el popó de mi hermano apesta?”.

“No apesta. Huele y verás. Es agrio. El popó de un bebé toma leche no apesta en absoluto”, dijo Sabrina.

Sebastian y Aino ambos quedaron sin palabras, especialmente Sebastian. Se pellizcó la nariz y frunció las cejas. “Mírate. Como mínimo, también eres un profesional que trabaja en la ciudad y una arquitecta a primer nivel. Mira lo que estás haciendo. Ambas manos están cubiertas con popó del niño e incluso te las pones cerca de tu naríz para olerlo”.

Sabrina puso los ojos en blanco hacia Sebastian. "¡Maldita sea! Incluso estás disgustado por eso. Nunca has criado a un bebé, así que no lo sabes y sientes que es fácil. Cuando di a luz a Aino en ese entonces, no solo olí el popó de ella, sino que también incluso tuvo que distinguir el color y también verificar si había algún trozo de grasa de leche sin digerir en el popó. ¿Qué sabes tú? Si las heces de un bebé de tres días tienen mal olor, eso significa que la digestión del bebé es débil o ha comido demasiado. Tenemos que prestar atención a todo esto. Si las heces no tienen mal olor y tienen un leve olor ácido, ¡entonces eso demuestra que todo es normal! ¡No eres un padre calificado!”.

Al escuchar a Sabrina decir eso, Sebastian no pudo evitar sentirse culpable. Cuando ella dió a luz a su primera hija, él no estaba a su lado. Todas las dificultades que ella experimentó en ese entonces estaban más allá de su imaginación. Él estaba finalmente a su lado cuando este niño nació, pero se sentía disgustado por el popó en sus manos. ¿Qué diablos era eso?

Sebastian inmediatamente fue al baño para conseguir una cubeta de agua caliente. Tomó una toalla desinfectada y fue hasta Sabrina. No le importaba nada más, solo lavaba y limpiaba personalmente las manos de Sabrina por ella. Fue después de haber limpiado las manos de Sabrina que Sebastian se dio cuenta de que Sabrina había estado sonriendo.

“¿A qué le… estás sonriendo?”. Sebastian estaba levemente confundido. Aino también estaba sonriendo.