Castigado por su amor romance Capítulo 2363

Ella ya tenía trece años. Ya sabía de todo, tanto así que incluso sabía más que Sabrina.

“Mamá, ¿a qué te refieres cuando dices intimidar?”.

Sabrina estaba en lágrimas mientras sacudía la cabeza. “No, no quiero que eso pase”.

En cambio, Aino consoló a su madre. “Mamá, si eso realmente hubiera pasado, ¿cómo podrías todavía verme? Ciertamente los resistiré hasta la muerte. También los morderé hasta la muerte. Por lo tanto, si ese realmente fuera el caso, ellos estarían muertos y yo también estaría muerta en el final. Sin embargo, mira, mamá, ¡he regresado sana y salva ahora!”.

Los ojos de Sabrina se iluminaron de repente. “¿De verdad, bebé?”.

Aino asintió la cabeza. “Por supuesto que de verdad”.

Sabrina se sintió aliviada al instante. Agarró ambas manos de su hija y dijo: “Date prisa y dime, ¿tú cómo escapaste?”.

“Sabrina”, le dijo Sebastian a Sabrina en ese momento. “Deja que el doctor chequee primero el cuerpo de Aino y que vea si está lastimada. Si lo está, debe ser tratado lo antes posible”.

El hombre estaba mucho más tranquilo que la mujer en ese momento. ¡Sebastian también tenía odio en su corazón! ¡Tenía incluso más odio que Sabrina! Sin embargo, también sabía que tenían que dejar que el doctor revisara a Aino. Después de todo, su hija apenas acababa de escapar de la muerte.

Sabrina inmediatamente asintió. Luego, el doctor vino y se llevó a Aino para un chequeo de cuerpo completo. Tanto Sabrina como Sebastian estaban incomparablemente ansiosos mientras esperaban afuera.

En ese momento, Marcus y sus padres también llegaron a la sala de examen.

Sebastian miró a Marcus con calma y su voz también era muy monótona. “Ahora, la familia Shaw al menos todavía te tiene a ti, el único hijo, para encargarte de los arreglos del funeral de tus padres cuando fallezcan. Si te atreves a decir otra palabra frente a mí otra vez, ¡la familia Shaw ya no tendrá ningún descendiente!”.

Marcus no tenía palabras.

“¡Váyanse!”. Sebastian solo dijo una palabra muy tranquilamente.

En ese momento, la puerta de la sala de examen se abrió. Sebastian y Sabrina corrieron al doctor al mismo tiempo y le preguntaron al unísono: “Doctor, mi hija está bien, ¿verdad?”.

El doctor sonrió. “Su hija solo tenía algunas abrasiones y se torció un poco el tobillo. Le he preguntado. Se lo torció después de saltar de un camión grande”.