Castigado por su amor romance Capítulo 245

La recepcionista se apresuró a hacer una reverencia. “Gracias, Señor Poole”. Después de darle las gracias, se dio la vuelta y se fue apresuradamente.

Alex miró a la chica que tenía enfrente. Tenía un aire distante y tranquilo a su alrededor, pero Alex vio un ataque de ira que ella no podía reprimir, por lo que dijo en tono relajado: "Cuñada mía, por fin has hecho acto de presencia. Pensaba que mi hermano te escondería el resto de su vida”.

El rostro de Sabrina se sonrojó ligeramente. “Lo siento, no soy tu cuñada. Estoy aquí para buscar a mi hija”.

Dicho esto, Sabrina miró a Sebastian: “Sebastian, Aino acaba de llegar a Ciudad del Sur. No está acostumbrada a la comida y a todo lo demás de aquí. Ahora que ya pasó la tarde, ¡dime por favor dónde está! Por favor, ¡dime!”.

Cuando terminó sus palabras, otra figura apareció detrás de ella.

“Sebastian, ¿la persona llamada Sabrina Scott, es esta mujer?”. Rose se puso detrás de Sabrina y dijo en tono molesto.

“Tía”, dijo Alex mientras se levantaba y hacía una ligera reverencia.

“Ehm…”. El tono de Rose se volvió más suave.

“Este es el segundo joven amo de la familia Poole en Ciudad Kidon. Junior, escuché que has sido promovido recientemente. Ahora debes ser un General, ¿verdad?”.

Alex sonrió alegremente y respondió: “Oye, Tía, la verdad es que hoy en día no hay muchas personas que se dirijan a mí como Junior. Al escucharte llamarme así, me siento más cerca de ti”.

Rose no sonrió. “¿Quién no sabría que eres un tigre sonriente? Cuando actuabas despiadadamente, ¡los terrenos de toda Ciudad Kidon temblaban!”.

“Gracias por tus cumplidos, Tía”, dijo Alex con una sonrisa.

Rose no dejó que Alex la interrumpiera más. En su lugar, miró a Sebastian con una mirada severa. “¡Sebastian! Esta mujer, Sabrina Scott, fue la que levantó una tormenta en toda la alta sociedad de Ciudad del Sur”.

“¡Te lo advierto!”.

Sebastian no ayudó a Rose a salvar su reputación en absoluto. “Razonamiento, mi difunta madre me había enseñado eso. Ya que estás discutiendo asuntos familiares conmigo, entonces deberíamos hablarlo en casa”.

Dicho esto, pulsó el botón del teléfono fijo de su escritorio. “Jane, por favor, acompaña a la Señora Ford a la salida”.

“¡Sí!”, respondió la pequeña asistente, Jane Sear, desde fuera de la oficina y luego entró. “Señora, por favor”.

La cara de Rose estaba roja por la ira, pero se limitó a salir de la oficina siendo escoltada por Jane.

Solo quedaban Sabrina, Sebastian y Alex en la gran oficina.

“¿Puedo preguntar, Señor Ford, dónde está mi hija? Quiero verla inmediatamente”, dijo Sabrina mientras miraba a Sebastian tranquilamente.

“¿Se han curado tus heridas?”, preguntó Sebastian.