Castigado por su amor romance Capítulo 2509

“Perdona a mi amo. No sigas más con este asunto. Ya hemos fracasado, y ya no le imponemos una amenaza a ti y a la familia Shaw. Por lo tanto, perdona a mi jefa. Que esto termine aquí”, dijo Eldon.

“¡Está bien!”, accedió Sebastian sin dudarlo en absoluto.

“Por favor, haz un llamado ahora mismo para liberar todos los aeropuertos y estaciones de tren, así como detener toda vigilancia”. El plan de Eldon para escapar era impecable.

Sebastian inmediatamente sacó su teléfono e hizo una llamada rápidamente. “Libera todas las entradas y salidas. No sigan más con el asunto”.

Después de colgar la llamada, inmediatamente le dijo a Eldon: “¡Llévame con mi sobrina de inmediato!”.

“Ya he dado la orden. Tu sobrina tiene un doctor especializado en volver a unir dedos con ella. Su dedo todavía se puede volver a unir…”. Antes de que Eldon terminara su oración, fue golpeado por el enfurecido Nigel.

Los ojos de Nigel ardían de rabia. “¡Monstruo! ¡Te golpearé hasta la muerte ahora mismo!”.

¡Un golpe tras otro!

Cuando Nigel estaba golpeando a Eldon extremadamente locamente, Sebastian y Marcus lo detuvieron.

“¡Nigel! No seas imprudente. Minerva aún no se ha encontrado. ¡No seas imprudente!”, le dijo Sebastian ferozmente.

Solo entonces Nigel dejó ir a Eldon.

Sebastian, quien había detenido a Nigel, se calmó. Su voz también se estaba volviendo cada vez más fría. “Eldon, es solo después de que tu amo esté a salvo en el extranjero y que también hayas abandonado el país que liberarás a mi sobrina. ¿Es eso correcto?”.

“Sí, Señor Ford. Tu sobrina es mi única y última ficha de negociación para mi escape”. El tono de Eldon era incomparablemente sincero.

Sebastian asintió. “Está bien. Vete entonces”.

Sí, Yvonne era muy lamentable, pero Minerva era igual de lamentable, ¿no?

Los tres hombres en la oficina estaban tan desanimados que sus corazones estaban completamente rotos.

El tiempo había pasado un segundo a la vez. Incluso después de que el cielo se oscureciera, los tres hombres todavía no habían salido de la oficina de Sebastian. Así, los tres hombres pasaron una noche entera con los ojos muy abiertos de nuevo hasta el amanecer.

Fue en la tarde del día siguiente que el teléfono de Sebastian finalmente volvió a sonar.

Levantó su teléfono y lo contestó. Su voz era tan ronca que ya no podía hablar. “Hola, ¿quién es este?”.

“Señor Ford, ya he llegado a una zona segura en el extranjero. Gracias por cumplir tu palabra. He ganado la apuesta al usar a tu sobrina como mi última ficha. Ella ha sido enviada al hospital donde está su otro tío, Vireo. En cinco minutos, Vireo verá a Minerva. Adiós para siempre”, dijo Eldon al otro lado del teléfono.

Sebastian solo dijo una palabra con su voz ronca: “Bueno”.