Castigado por su amor romance Capítulo 2785

Cuando Sebastian tuvo un enfrentamiento con Eldon en aquel entonces, éste le dijo que había estado cuidando muy bien de Yvonne y que era capaz de dejarla regresar. Al final, cuando fue a recoger a Yvonne, ella había desaparecido.

Tanto Sabrina como Sebastian pensaron que Eldon estaba actuando con astucia en ese momento. Sin embargo, cuando Sabrina volvió a pensar en ello, realmente había culpado erróneamente a Eldon.

“¿Qué te ocurre, Sabrina?”, preguntó Mila.

Sabrina sacudió la cabeza. “No... no es nada. ¡Solo siento que el destino nos está jugando una mala pasada y todo está fuera de lo esperado!”.

¿Cómo iba a decirle a Yvonne que una vez estuvo a un paso de encontrarla, pero que no lo logró? Solo por ese paso, Yvonne había sufrido durante muchos años.

Ella hizo una pausa antes de preguntarle a Mila: “Después de huir, estuviste en el extranjero, ¿cómo te las arreglaste sola estando embarazada?”.

Al oír eso, la sonrisa de Mila se volvió aún más miserable. “En ese momento, yo...”.

Ella se aclaró la garganta mientras contenía las lágrimas, pero entonces las lágrimas bajaron por su rostro. “Tal y como dijiste, el destino nos estaba jugando una mala pasada. Yo había sido una persona que nunca había sufrido en absoluto desde la infancia, así que realmente no tenía ni idea de que la vida podía ser tan miserable. Solo lo escuché de ti cuando mencionaste que tu vida durante tu infancia fue muy difícil. También he visto cómo tu madre vagó por ahí y sufrió durante tantos años. Sin embargo, nunca había esperado que algún día me tocaría a mí vivir ese tipo de vida. No obstante, una vez que la vida se volvió tan miserable hasta ese punto y después de haber sufrido tantas desgracias, ya no lo sentía más. En aquella época, estaba embarazada, pero me sentía muy ligera de equipaje. Era capaz de luchar por la comida con cualquier otro niño. Siempre conseguía más que ellos. Incluso fui capaz de distinguir con precisión lo que estaba bueno y lo que no era comestible del cubo de basura. Tu madre me lo había mencionado una vez en el pasado, así que sabía cómo funcionaba”.

Mila, sin embargo, sacudió la cabeza y sonrió. “No lo hiciste, Sabrina, en realidad no lo hiciste. Al principio no entendía por qué Dios quiso dejarme sufrir tanto, pero lo entendí después. Dios me estaba ayudando. Me estaba salvando la vida”.

Sabrina no entendía. “¿Eh? ¿De qué... estás hablando?”.

Mila sonrió de repente muy dulcemente. “Porque... porque tenía un tipo de trastorno sanguíneo muy extraño”.