Castigado por su amor romance Capítulo 2786

Tanto Sabrina como Minerva quedaron estupefactas.

Inmediatamente después, Sabrina preguntó: “¿Tú... estuviste enferma? ¿Fue porque... te morías de hambre en ese momento y no tenías nada que comer todos los días que te volviste anémica y te dio una especie de trastorno sanguíneo?”.

“Yvonne, ¿tu sangre es diferente a la de tus padres porque te enfermaste y eso cambió tu sangre?”, preguntó Minerva también con impaciencia.

Yvonne sacudió la cabeza y sonrió débilmente. “Mm-hmm. Para ser exacta, me hicieron un tipo de trasplante de células madre hematopoyéticas y eso curó mi condición”.

Sabrina agarró a Yvonne. “¿Qué demonios pasó, Yvonne?”.

Mila exhaló. “En aquel momento estaba deprimida en el extranjero, y cada día luchaba contra un montón de niños y algunos vagabundos por la comida. A medida que seguía luchando, mi barriga también iba creciendo poco a poco. Para ser sincera, ni siquiera yo misma podía garantizar que aún podría dar a luz a mis hijos. ¿Adónde iba a ir a dar a luz? No podía garantizarlo. Simplemente pensaba que en ese momento también sería bueno para mí morir con mis hijos, acompañada de ellos en mi vientre solo un día más. Quizás Dios había visto que había sufrido tanto. Tal vez Dios vio que mi vientre era realmente muy grande. De repente, un día, fui llevada a una casa por una pareja. Era una pareja un poco mayor que yo. Parecían tener unos treinta y seis años. No tenían hijos, pero mantenían una muy buena relación entre ellos. Ambos eran profesores universitarios. También eran novelistas en su tiempo libre. Vieron que yo venía del mismo país que ellos y que estaba embarazada, así que se compadecieron de mí y me acogieron como su ayudante, que era para ser su sirvienta. A partir de entonces, tuve un lugar fijo donde alojarme, pan para comer y leche para beber todos los días. Como la pareja y yo veníamos del mismo país, incluso podía cocinar para ellos. Antes, cuando estaba en casa, no sabía cocinar. Cuando empecé a vivir con esta pareja de mediana edad, aprendí a cocinar. Mi trabajo diario era limpiar y ordenar las habitaciones. Cuando estaba libre, podía tumbarme en la silla y tomar el sol. Llevé una vida bastante cómoda durante un tiempo”.

Tanto Sabrina como Minerva quedaron sin palabras. En aquel momento, ambas no sabían qué decir. Sabrina se limitó a mirar a Minerva, quien estudió medicina. Ella era la que mejor conocía la profundidad del campo de la medicina, así como todo tipo de condiciones médicas severas y complicadas de todo el mundo.

“Hay miles de millones de personas en este mundo. Mucha gente tendría algunas condiciones extrañas que incluso nosotros como doctores nunca hemos visto. ¿Cómo pudo Yvonne... tener tan mala suerte?”. Minerva puso a Yvonne en sus brazos.

Entonces lloró desconsoladamente. “Yvonne...”.