Castigado por su amor romance Capítulo 314

Cuando Frost escuchó las palabras de la niña de cinco años, se olvidó de repente del dolor en sus pies. Se emocionó y empezó a divagar más: “Princesita, ¿qué…? ¿qué dijiste? ¿Puedes repetirlo?”.

La niña dijo con tono serio: “Después de todo, mi padre necesitará encontrar una mujer que sea su esposa. Me has tratado tan bien, e incluso eres bonita y amable, así que por qué no hago que mi padre se case contigo. De esa manera podrás tratarme así todo el tiempo”.

“¿Cierto?”.

“¡Sí, es cierto! Princesita, escúchame. El tipo de mujer con la que se case tu padre será de gran importancia para ti. Piénsalo, después de que tu padre se case con una mujer, tendrás que quedarte con ella. ¿Qué pasa si la mujer quiere pegarte?”. Frost sintió que acababa de encontrarse con una gran oportunidad.

Aino la miró inocentemente. “Por eso quiero ayudarte a que le gustes a mi padre”.

“Muy bien, muy bien, princesita, dime qué quieres que haga, te escucharé. En el futuro, incluso te trataré como a mi propia hija”. Sin embargo, Frost no intentaba hacer eso en absoluto. Pensó en su corazón que, tan pronto como pudiera dar a luz a un hijo de Sebastian, enviaría inmediatamente a esa hija de la criminal al infierno.

¡No quería que esa mocosa fuera su hija!

La niña había hecho que Frost corriera detrás de ella hasta sentir que se le rompían los pies, cuando ni siquiera había sido aceptada oficialmente en la familia Ford. En todo caso, Frost tenía ganas de matarla.

Sin embargo, por fuera, le seguía sonriendo a Aino, curiosa por saber cómo planeaba aquella niña de cinco años hacer que Sebastian se casara con ella.

¿Acaso la niña quería simplemente que Frost la tratará mejor, que la llevara en sus brazos y que la adorara?

Ella ya estaba preparada para hacer todo eso.

“¿Puedes preparar una hoja grande de papel de dibujo para mí?”, preguntó Aino.

¿Papel?

¿Qué quería esta pequeña niña b*starda?

“Hay muchas hojas de papel por ahí en la residencia Ford, te traeré una inmediatamente si la quieres”, respondió Frost de todos modos.

“También quiero unos crayones de colores”, añadió Aino.

¿Crayones?

¿Por qué había pedido todo eso esa hija bastarda?

Frost miró a Aino, confundida. “Princesita, ¿qué quieres hacer? ¿Puedes decírmelo?”.

Aino empezó a decir con dulzura: “Tía, le agrado mucho a mi bisabuelo. Así que si le digo a mi bisabuelo que me tratas muy bien, seguro hará que te cases con mi padre”.

“Ahora, quiero hacer una manualidad artística para mi bisabuelo. Cuando termine, le diré que lo hiciste conmigo, ¿de acuerdo?”.

Al escuchar esas palabras, Frost se sintió extremadamente feliz. ¡Esta niña era realmente inteligente! Se arrodilló para estar a la altura de Aino y le preguntó: “Princesita, dime, ¿por qué se te ocurrió eso?”.

Con el mismo tono dulce, Aino respondió: “Sé que solo soy una niña que mi padre tuvo que aceptar, así que espero que puedas quererme cuando te cases con él”.

“¿Tu padre no te ama?”, preguntó Frost.

Aino sacudió la cabeza. “No”.