Castigado por su amor romance Capítulo 315

Frost no pudo evitar resoplar.

¡Sería raro si él quisiera a esa pequeña mocosa!

La hija de una criminal… ¡¿Quién podría amarla?!

Mientras pensaba en eso, Frost empezó a hacer planes en su cabeza. Entonces, le dio una palmadita en la cabeza a Aino y dijo: “Te ayudaré con el dibujo artístico más tarde”.

Aino sacudió la cabeza. “No es necesario, quiero terminarlo yo misma. Solo así puedo mostrar mi sinceridad”.

Frost se quedó sin palabras. Aino era una genio.

Decidió que, una vez que se casara con la familia, ¡lo primero que tenía que hacer era deshacerse de esa niña prodigio!

“De acuerdo, como tú digas”, dijo finalmente Frost.

Los crayones de colores llegaron rápidamente. El dinero realmente ayudó a acelerar las cosas. La sirvienta había utilizado los quinientos dólares para comprar un montón de crayones de colores, que contenían al menos diez verdes. Aino tomó los crayones de colores, las tijeras y el papel y se puso a dibujar con entusiasmo.

Frost intentaba de vez en cuando echar un vistazo a lo que estaba haciendo, pero Aino la detenía cada vez, diciendo que era un secreto.

Con el ceño fruncido, finalmente decidió no mirar.

A Frost no podía importarle menos lo que aquella hija bastarda estaba tratando de hacer. Solo necesitaba ganarse el favor de esa niña. Si el regalo de Aino no se veía bonito, podía echarle toda la culpa a la niña.

Como Aino trabajaba muy rápido, no tardó en terminar su dibujo. Incluso cuando terminó, no dejó que Frost lo viera, y lo escondió entre sus manos después de doblarlo.

“Ya terminé”, dijo Aino con voz dulce. “Ya puedes llevarme a ver a mi bisabuelo”.

“¡Vamos!”. Frost estaba a punto de tomarle la mano a Aino, pero ella la retiró precipitadamente.

“¿Qué pasa?”, preguntó Frost.

Aino respondió: “Mi madre me dijo que hay mucha gente mala fuera”.

“¡Así es!”.

“¡Tengo un regalo para ti!”, exclamó.

Frost, que seguía de pie detrás de Aino, se quedó sorprendida. Esa niña, ¿cómo podía cambiar de opinión tan rápido? ¿Ese dibujo no era para el Viejo Amo? ¡Es demasiado quisquillosa!

En su enojo, Frost dio un fuerte pisotón contra el suelo.

Entonces, Aino le sonrió a Selene y dijo: “Tía, arrodíllate”.

Selene puso los ojos en blanco y se arrodilló de mala gana. Aino mostró entonces su obra de arte y se rio a carcajadas mientras la ponía sobre la cabeza de Selene.

Todos los presentes en la sala se quedaron sorprendidos por lo que estaban viendo.

En la cabeza de Selene, había ahora un gorro de papel del color de una tortuga verde, con la palabra ‘Cornuda’ escrita en él.