Castigado por su amor romance Capítulo 336

Era obvio que las dos mujeres que estaban chismeando sobre Sabrina no sabían quién era ella en realidad, ya que no se daban cuenta de que el tema de su conversación estaba en realidad frente a ellas.

Sin importarles nada, las dos siguieron hablando sin escrúpulos y con mucho gusto.

“Oye, ¿sabías que me enteré por la vieja residencia Ford que la hija bastarda fue aceptada en la familia?”.

“¿De verdad? ¿Por qué aceptarían a la hija de una mujer que fue capturada? ¿No la desprecian los miembros más viejos de la familia Ford? Incluso escuché que había estado en prisión”.

“Lógicamente hablando, la generación más vieja de la familia Ford nunca reconocería a una niña así, pero por alguna razón, el Viejo Amo parece haberle tomado cariño a la hija bastarda. Además, el Joven Amo Sebastian es el único que queda de su generación en la familia Ford, al igual que su hija. Así que es natural que se preocupen por ella”.

“Oh, ¿entonces la madre de esa hija bastarda formará parte de la nobleza?”.

“‘¿Qué? ¡De ninguna manera! Escuché que el Joven Amo Sebastian ni siquiera llevaría a esa mujer a la vieja residencia. Piénsalo, ¿cómo podría ser aceptada por la familia? Ella es una ex-convicta, no tiene ninguna relación con el Joven Amo, e incluso escuché que su reputación está arruinada en Ciudad del Sur por todos los problemas que causó hace seis años. ¿Cómo podría el Joven Amo Sebastian querer a alguien como ella?”.

“Incluso si él la quisiera, la generación más vieja nunca lo aprobaría”.

“La familia Ford solo reconoce a la niña, no a la madre”.

“¡Escuché que la nieta del Viejo Amo Shaw, Selene, sigue siendo la prometida del Joven Amo Sebastian!”.

“¡Oye, yo también tengo una noticia jugosa para ti! ¿Quieres saber?”.

“¿Qué noticia?”.

“Escuché que la Señorita Lynn se metió en una pelea ayer…”.

Pasaron poco tiempo en el ascensor. Incluso con todo el movimiento y las paradas, solo tomó dos minutos en llegar al piso treinta y seis. Sin embargo, las dos mujeres pasaron todo ese tiempo chismeando en el ascensor, tratando a Sabrina como si fuera transparente.

Una vez que el ascensor llegó al piso treinta y seis, las dos mujeres se dieron vuelta para mirarla y una de ellas preguntó: “¿Tú también vas al piso treinta y seis?”.

Sabrina sonrió ligeramente. “Así es”.