Castigado por su amor romance Capítulo 350

Como Sebastian se había dado cuenta del aspecto poco elegante de Sabrina por la mañana, decidió conseguir algunos trajes de las tiendas de ropa de su propia empresa para ella. Justo después de que su reunión de la tarde hubiera concluido, fue a hacer algunos pedidos, lo que llevó a los dos carros llenos de ropa y a las cuatro asistentes de ventas que estaban ahora frente a ellos.

Sabrina no pudo evitar quedarse boquiabierta cuando vio cómo llevaban la ropa a su apartamento.

Mientras tanto, en su emoción, Aino comenzó a tararear alegremente y sonaba como un pájaro. Después de todo, nunca había visto a su madre vestir nada elegante cuando vivían en el Condado de Ciarrai. Ahora, con tanta ropa bonita para elegir, nadie volverá a burlarse de su aspecto.

Después de que las asistentes de ventas se fueran finalmente, Sabrina solo pudo mirar con asombro toda la ropa que llenaba su armario.

¿Ella se sentía feliz?

Sebastian había empezado a tratarla mucho mejor ahora, en comparación con la primera vez que la trajo aquí desde el Condado de Ciarrai. Quizá todo fue gracias a Aino.

¡Todo había cambiado repentinamente una vez que él descubrió que tenían una hija juntos!

Aunque Sabrina debería sentirse feliz y cálida, su mente no podía evitar recordar a Zayn.

‘¿Dónde estás, Zayn?’.

Después de la cena, Sabrina vio cómo Aino y Sebastian jugaban juntos en la sala de juegos. No sabía si Sebastian había vuelto a casa con regularidad en el pasado. Sin embargo, después de que Aino y ella se mudaran, Sabrina rara vez lo veía salir por la noche.

Volvía casi todos los días para cenar con ellas. Luego, pasaba más tiempo de calidad con Aino después de comer. Aunque al principio Aino no había aceptado la presencia de Sebastian en su vida, ahora claramente disfrutaba pasando tiempo y jugando con él.

Sabrina se dio cuenta de que a Aino, Sebastian le empezaba a agradar cada vez más.

Al mismo tiempo, Sebastian también actuaba diferente delante de su hija. Incluso su habitual comportamiento frío e indiferente se desvanecía cuando estaba con Aino. De hecho, incluso actuaba con mucha paciencia cuando jugaba con ella.

Sabrina también había empezado a disfrutar de la cálida sensación de su compañía.

Aino puso los ojos en blanco y exclamó con persistencia: “¡Eso no cuenta!”.

“¿Por qué no?”. Sebastian se quedó perplejo.

“Una promesa solo cuenta cuando cumples la petición. La ropa ya estaba allí cuando llegamos a casa, lo que significa que ya la habías comprado mucho antes de que hiciéramos la promesa. ¡Así que eso no cuenta!”. Aino explicó la situación con gran determinación. No pensaba dejar escapar a su padre tan fácilmente.

Esto pareció tomar por sorpresa a Sebastian, que se quedó boquiabierto.

Definitivamente, era la hija de su padre. Su actitud irracional y obstinada le recordaba a sí mismo.

Cuando Sabrina escuchó su conversación desde fuera de la sala de juegos, no pudo evitar sonreír para sí misma.