Castigado por su amor romance Capítulo 365

Linda se quedó sin palabras.

Cuando la directora vio la reacción de Sabrina, la reprendió inmediatamente: “¡Linda! Como miembro del personal, ¡no puedes hablar de cosas que no has visto por ti misma! Sabrina, dime ahora, ¡¿cómo se lesionó Ruth?!”.

Como directora de diseño, lo que le ocurriera a Sabrina fuera del trabajo no tenía nada que ver con ella, ya fuera ella una amante o no.

Sin embargo, ella supuestamente había lesionado a otra colega en horas de trabajo, lo cual era un asunto muy serio. Como Sabrina era una recién llegada, la directora pensó que tal vez debería despedirla hoy mismo.

¡Ella había causado demasiados problemas!

La directora mantuvo su solemne mirada fija en Sabrina, esperando a ver qué respondía.

A pesar de ser interrogada de esa manera, Sabrina se veía muy serena. Se limitó a responder: “Directora, creo que los departamentos de personal, logística y seguridad podrán darnos la mejor respuesta. Como usted es mi superior, le agradecería que me ayudara a resolver este asunto ahora mismo”.

Tras mirarla un momento, la directora asintió con la cabeza y dijo: “Muy bien”.

Como había prometido, ella se dirigió al Departamento de Recursos Humanos para mantener una breve conversación con los demás directivos. Poco después, convocaron a algunos miembros del personal del departamento de logística y se dirigieron juntos al cuarto de vigilancia.

Mientras observaban atentamente la grabación de las cámaras de vigilancia, vieron a Ruth entrando sigilosamente en el almacén de la empresa para buscar una silla defectuosa. A continuación, la empujó hasta el escritorio de Sabrina y sustituyó su silla original por la defectuosa. Sin embargo, cuando Sabrina volvió a su oficina, llevó rápidamente la silla al escritorio de Ruth.

Sin darse cuenta de que la silla defectuosa estaba ahora en su escritorio, Ruth se sentó y se lesionó.

Cuando vieron todo, la directora de diseño, el director del Departamento de Recursos Humanos y los dos guardias de seguridad se quedaron sin palabras.

“¿Hay algo más?”, preguntó Sabrina.

La directora se quedó sin palabras.

Esa tarde, Sabrina salió del trabajo con un ligero sentimiento de melancolía. Seguía deseando desesperadamente este trabajo a pesar de verse envuelta en una situación como la anterior. Mientras el Departamento de Recursos Humanos y la directora no la despidieran, seguiría trabajando aquí. No tenía miedo de los rumores, ni de Ruth.

Lo único que quería era un trabajo.

Sin embargo, parecía que incluso ese pequeño deseo ya no podría hacerse realidad.

Se dijo a sí misma que dejaría de pensar en eso. Su búsqueda de un nuevo trabajo comenzaría mañana.

Sabrina se dirigió sola hacia la parada del autobús. Justo cuando iba a dar vuelta en la intersección, vio que un coche se detenía delante de ella.

Sabrina se sobresaltó al ver a la persona sentada en el coche. “Tú... ¿Qué haces aquí?”.