Castigado por su amor romance Capítulo 371

Él solía pensar que era porque Sabrina era de temperamento frío, no se preocupaba por nada y no se arreglaba mucho, que parecía mucho más joven que sus colegas, pero hoy, Sebastian se dio cuenta que la piel de Sabrina estaba realmente sana.

Especialmente hidratada, su pequeña cara estaba llena de colágeno. Su rostro natural y sin maquillaje era suficiente para hipnotizarlo hasta el punto de no poder apartar la mirada. Al ver que Sebastian la miraba así, Sabrina se sonrojó inmediatamente.

Sus mejillas rojas parecían dos manzanas maduras, Sabrina no sabía qué decir, así que tosió ligeramente. “Ehm…”.

Antes de que pudiera terminar de hablar, sus labios ya estaban cubiertos por los de él.

Lo que no terminó en el carril de entrenamiento del instituto de conducción debía terminarlo en casa, después de todo.

Antes de que ella se diera cuenta, él la había llevado a su habitación. No hacía falta decir que la noche transcurrió estupendamente.

***

Al día siguiente, Sabrina estaba de buen humor. Sentía que para ella, la vida así era considerada muy buena, casi perfecta. Lo único que lamentaba ahora era el hecho de que no sabía sobre el paradero de Zayn.

Sabrina no se atrevió a preguntarle a Sebastian. No eran lo suficientemente cercanos como para poder preguntarle dónde estaba Zayn. Ella quería esperar un poco más. Después de desayunar, Sabrina y Sebastian llevaron a Aino al jardín de niños, como de costumbre, y luego la llevaron al trabajo. Una vez más, Sabrina se bajó cerca de la empresa, y tomó el autobús, viajando a cuatro o cinco paradas de distancia hasta un cibercafé para comenzar su búsqueda de empleo nuevamente.

Durante los siguientes siete días, los días de Sabrina transcurrían así. El lunes por la mañana de la segunda semana, Sabrina solo estaba en la primera parada del autobús cuando sonó su teléfono.

Al tomarlo y ver que era un teléfono fijo desconocido, Sabrina se sorprendió gratamente.

Uno de los miembros del personal, que llevaba un casco en la cabeza, miró a Sabrina y dijo con desprecio: “Tú, pequeña, ¿de dónde eres? ¿Sigues estudiando en la universidad? Este no es tu patio de recreo. Vete, esto es un sitio de construcción, no debes estar aquí”.

Sabrina no se inmutó en moverse, por lo que siguió insistiendo. “Realmente tengo una solución para este problema”.

Ella no solo era diseñadora, sino que había trabajado en obras de construcción durante cinco o seis años. Había pasado por muchas situaciones que se daban a menudo en las obras, y le gustaba ver varias propuestas de construcción en todo el país.

Tenía muchos más conocimientos de arquitectura que una persona promedio.

“Sabrina, ¿por qué estás aquí?”. Una voz detrás de ella preguntó sorprendida.