Castigado por su amor romance Capítulo 385

Sabrina solo había querido negociar un aumento de dos mil, así que no esperaba que le ofrecieran cinco mil en su lugar. Pero la verdad es que prefería un entorno menos tóxico si se quedaba.

“Acepto, Directora. Pero tengo una condición”, dijo. “Ya no deseo trabajar para Linda, quiero ser su supervisora. Todo lo que haga tendrá que pasar por mí revisión. ¿Es algo que usted puede arreglar?”.

No es que Sabrina quisiera intimidar a Linda. Ella se dio cuenta tan pronto como entró en la empresa, el primer día, de que Linda era brillante en sus diseños cuando revisaba sus planos, aunque abordaba el diseño con un estilo diferente al de Sabrina.

Sabrina era consciente de que la única forma de crecer era aprendiendo de toda la experiencia que le fuera posible de los demás, y la mejor forma de hacerlo era asegurándose de tener acceso a todos los diseños de Linda.

“Puedo retirar mi petición de los diez mil”, al ver que la Directora permanecía en silencio, Sabrina añadió: “Si vamos a ser colegas, lo normal hubiera sido que yo ayudara, así que no habría necesidad de remuneración”.

“Sí, sí, eso sería maravilloso. Me encargaré de que Linda sea tu asistente a partir de hoy”, accedió inmediatamente la Directora.

“De acuerdo, gracias”. Satisfecha, Sabrina cambió a un tono más humilde. “Bueno, entonces… ¿debo volver al trabajo? ¿Vuelvo al mismo escritorio?”.

“No, ahora eres una de las diseñadoras jefe, así que tienes que intercambiar puestos de trabajo con Linda”.

“Puedes adelantarte y tomar asiento en el puesto de Linda primero. Tendré que ponerme en contacto con Recursos Humanos para avisarles, iré allí más tarde para que todo esté resuelto para ti”.

“Sí, Directora. Me pondré en marcha ahora, entonces”. Sabrina salió de la oficina de la Directora de Diseño y, en cuanto llegó ante las puertas del Departamento de Diseño, pudo oír el acalorado debate que se producía en el despacho.

“Sí, yo también lo creo. Solo es una inocente y tímida jovencita”.

“Estoy de acuerdo, ella es mi tipo”.

Provocada aún más por el hecho de que tantos hombres respaldaran a Sabrina, Linda golpeó su mano sobre el escritorio con furia y maldijo: “¡Más vale que Sabrina corra después de quitarme esos diez mil dólares! Si se atreve a aparecer por aquí una vez más, me voy a asegurar de que sufra”.

“Linda”. La voz de Sabrina llegó desde detrás de ella e interrumpió lo que iba a decir. “Por favor, limpia tu escritorio. Este va a ser mi puesto de trabajo a partir de ahora”.