Castigado por su amor romance Capítulo 387

“¡Y déjame decirte que tu mediocridad es casi penosa de ver!”. Viendo que Linda se quedaba sin palabras. Ryan continuó sin piedad: “¡Vas a ser la asistente de Sabrina a partir de ahora! ¡Acéptalo o presenta tu renuncia inmediatamente!”.

“Lo… lo aceptaré”, murmuró Linda. ¿Qué otra opción tenía? Si se hacía público cómo se había hecho despedir y como había provocado a Ryan por un error que había cometido en sus diseños, nunca encontraría otro trabajo en el campo de la arquitectura fuera de esta empresa.

Todas las miradas estaban puestas en ella, bajó la cabeza resignada ante la reprimenda de Ryan. La oficina estaba llena de gente muy adaptable a los cambios y enseguida miraron a Sabrina con respeto y empezaron a adularla. Algunos incluso empezaron a colmarla con elogios.

“Enhorabuena, jefe de diseño Scott. Cuida bien de nosotros a partir de ahora”.

“Oh, Diseñadora en Jefe Scott, sus habilidades en el manejo de incidentes estaban simplemente más allá de este mundo. Tenemos mucho que aprender de usted, sentimos mucho los problemas que le hemos causado hoy”.

“Diseñadora en Jefe Scott, permítame ayudarle a despejar y preparar el escritorio para usted”.

“¡Linda, date prisa y quita tus cosas de en medio!”.

“Sí, ¡hazlo ya!”.

“Diseñadora Scott, por favor, tome asiento por allí. No tendrá que mover un dedo, ¡voy a recoger sus pertenencias y traerlas!”.

Tanto Sabrina como Linda se quedaron boquiabiertas por un momento ante el repentino cambio de actitud de las personas que las rodeaban.

Una mujer así era hermosa, tanto por dentro como por fuera. Era una forma de belleza pacífica y poderosa al mismo tiempo. Ryan se había dado cuenta hacía un tiempo que Sabrina vestía de manera aburrida a propósito, en un esfuerzo por ocultar su belleza, pero cuanto más se esforzaba por pasar desapercibida, más se sentía atraído por ella.

Esa tarde, mientras todos se dirigían a casa, Ryan estacionó intencionadamente su coche justo delante de la entrada y esperó a que Sabrina saliera. Puede que ella lo rechazara, pero eso no era motivo para que él abandonara su persecución.

Los empleados comenzaron a salir en grupos. Yvonne se dirigió al piso de Sabrina y esperó a que terminara de recoger sus cosas antes de bajar con ella agarradas del brazo. Las dos vieron casi al mismo tiempo a Ryan en la entrada, que sonreía de oreja a oreja con un gigantesco ramo de flores en la mano.

“Sabrina, por favor, permíteme el placer de llevarte a cenar. ¿Me harías el honor?”.

Sabrina no respondió de inmediato porque vio claramente la limusina negra que estaba estacionada en el cruce no muy lejos de Ryan. Decidió responder con sinceridad y dijo: “Lo siento, pero mi esposo está aquí para recogerme”.