Resumo de Capítulo 392 – Castigado por su amor por Internet
Em Capítulo 392, um capítulo marcante do aclamado romance de Romance Castigado por su amor, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Castigado por su amor.
Sabrina se dio la vuelta para mirar a Sebastian con los ojos abiertos de par en par.
La fría expresión de Sebastian permaneció firme. “No hay forma posible de que alguien tan tonta como tú reciba una lección de conducción, ¿verdad? Una simple lección de conducción puede hacerte gritar a todo pulmón, ¿podrías hacerte responsable si acabas atropellando a alguien o asustando a la gente que te rodea? Tu vida no vale tanto, ¡pero mi hija no puede quedarse sin madre!”.
Sabrina sabía que el hombre era despiadado, pero nunca esperó que sus palabras fueran tan crueles. Ella abandonó la idea de discutir, ya que sabía que no ganaría contra el hombre, y en su lugar cambió de tema. “Entonces... ¿cuál de estos instructores me va a enseñar?”.
“¡Yo!”, respondió con un resoplido.
Una vez más, Sabrina se quedó sin palabras mientras juzgaba en silencio al hombre que tenía enfrente, pensando: ‘Este tipo tiene tanto dinero a la mano como para gastar veinte mil dólares solo para poder hacer cosas él mismo, ¿qué le pasa?’.
Sebastian no se dejó engañar por su silencio y dijo: “¡Deja de juzgarme! No hay un solo instructor en Ciudad del Sur que pueda enseñarle a alguien tan estúpida como tú, ¡así que solo puedo hacerlo yo mismo! Ya que estamos usando la propiedad de alguien para practicar, es razonable que paguemos una cuota proporcional. Además, tu licencia va a ser emitida por ellos, ¿tiene sentido no pagar?”.
Justo cuando estaba atrapada en sus propios pensamientos, Sebastian sacó dos enormes bolsas de la parte trasera de su coche y le entregó una. “Ve a cambiarte al baño de mujeres”.
Sin mirar dentro de la bolsa, Sabrina supuso que se trataba de ropa y se llevó la bolsa al baño. Encontró un conjunto de sudadera blanca con capucha de algodón y unos pantalones deportivos a juego que venían junto con un par de zapatillas. Todo le quedaba perfectamente y era muy cómodo. Sabrina pensó en lo extraño que le resultaba que Sebastian nunca le preguntara con antelación antes de comprarle alguna prenda, pero de alguna manera se las arreglaba para encontrarlas en la talla perfecta, precisas hasta en milímetros. Ella pensó en las últimas veces que le había preguntado cómo había llegado a conocer sus medidas, él siempre daba la misma respuesta. “¿Qué parte de ti hay que no conozca, o que no haya tocado?”.
Aprendiendo de la experiencia, ella sabía que era mejor no preguntar, pero aún así se sorprendió cuando se vio en el reflejo del espejo del baño. Su atuendo era sencillo pero elegante, hecho con materiales finos y artesanales. Tuvo que admitir que el hombre tenía un gusto exquisito. Cada uno de los atuendos que había elegido para ella hasta el momento encajaba perfectamente con su apariencia y su personalidad.
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