Castigado por su amor romance Capítulo 393

La ropa que llevaba puesta la hacía parecer una inocente adolescente que había estado encerrada en una torre durante toda su vida y acababa de ser presentada al mundo. Sabrina se rió sarcásticamente ante sus propios pensamientos, ¿quién se compararía de esa manera?

‘Sabrina’, se regañó mentalmente, ‘no puedes permitirte perderte en esto por más tiempo. Mírate, te has olvidado por completo de Zayn, ¿dónde está ahora mismo? ¿Estará bien?’.

La expresión de Sabrina se ensombreció al pensar en Zayn. No quería pensar en Nigel, especialmente cuando Ruth Mann la llamaba repetidamente rompehogares en la oficina. Pero en ese mismo instante, ella deseaba desesperadamente ver a Nigel y preguntarle por el paradero de Zayn. Después de todo, Nigel le había prometido buscar a Zayn.

Con el corazón apretado, salió del baño. No vio a Sebastian esperándola, pero escuchó su escalofriante voz detrás de ella.

“¡Espero que por tu bien no estés pensando en otro hombre! ¡Si tu mente sigue divagando, me encargaré de erradicar por completo a cualquier persona en la que pienses, a mi manera!”, declaró.

Sabrina se dio la vuelta para encontrar a Sebastian con un overol, como un mecánico. El overol era holgado y no se ajustaba a la forma de su cuerpo, pero de alguna manera, se las arreglaba para seguir pareciendo atlético y guapo con él.

A Sabrina casi se le sale el corazón del pecho. Su voz temblaba incontrolablemente mientras tartamudeaba: “¿De… de qué manera?”.

“Como lo que hicimos a mitad de tu clase de conducción la última vez”, se burló él. “La última vez no llegamos hasta el final, así que podría terminarlo por completo, lo que hará sacudir tu mundo. De todos modos, este lugar está despejado, así que podríamos intentar hacerlo al aire libre, ¿qué te parece?”.

Un rubor carmesí cubrió instantáneamente las mejillas de Sabrina. Ella bajó la mirada y dijo: “Esto es una clase de conducción. ¿Por qué en todo lo que haces, siempre encuentras la manera de relacionarlo con algo sucio?”.

Sabrina apretó los dientes con resentimiento. ¿Por qué tenía que ser él quien le enseñara a conducir? Cualquier instructor normal no habría sido tan estricto y habría empezado correctamente desde las teorías, en lugar de lanzarse a la práctica como estaba haciendo él.

A pesar de la resistencia de Sabrina, Sebastian se mantuvo firme para que ella se encontrara en una situación en la que no tuviera más remedio que adaptarse. Para su sorpresa, en dos horas, antes del mediodía, logró comprender lo básico, incluyendo cómo hacer giros grandes y retroceder con el coche. Tenía sentimientos encontrados en cuanto a la capacidad de adaptación de los humanos.

Justo cuando Sabrina estaba practicando una y otra vez cómo retroceder con el coche, vio a una pareja de pie bajo la sombra de los árboles, no muy lejos de ellos. La pareja había ido a practicar pero luego les informaron que todo el lugar estaba reservado. Los dos se quedaron con la intención de disfrutar de unos momentos de intimidad, y fue entonces cuando vieron a Sabrina en su coche.

“¿Es ella?”. La mujer se quedó sorprendida y disgustada al ver a Sabrina.