Castigado por su amor romance Capítulo 40

Sabrina no dijo nada.

Desde el primer momento en que Nigel se acercó a ella, supo que él era un hombre rico que buscaba divertirse. Él estaba buscando un juguete para distraerse del aburrimiento y la soledad.

Sabrina no podía permitirse jugar, pero tampoco podía permitirse ofender a Nigel.

Ella le dedicó una sonrisa forzada a Nigel, luego continuó caminando hacia adelante.

"¡Entra!". Nigel descansó tranquilamente un brazo en la ventanilla del coche, luego se rio y dijo: “No tienes que tener miedo. No voy a comerte, y aunque tuviera malas intenciones, no tengo las agallas. De lo contrario, mi primo me convertiría en carne molida".

Sabrina miró a Nigel.

Nigel detuvo el coche, salió y abrió la puerta. “Si te fueras a pie en la oscuridad de esta manera, podrías encontrarte con un hombre que podría ser peor que yo. ¿Qué harás entonces?".

Sabrina vaciló por un momento.

Finalmente, decidió subir al coche.

Nigel cerró la puerta, arrancó bruscamente el coche e hizo una curva cerrada. Sabrina perdió el equilibrio y cayó sobre Nigel.

Nigel la rodeó con un brazo.

"¡Amo Nigel, por favor déjeme salir del coche!". Sabrina de repente se separó de él y se alejó.

Sin embargo, Nigel solo envolvió sus brazos alrededor de ella por un momento y luego la soltó después de sujetarla. Sus brazos eran fuertes, lo que hizo que Sabrina sintiera un poco de calidez.

Él se rio entre dientes. "Siéntate bien, no te golpees con cosas y pónte el cinturón de seguridad".

Sabrina se mordió los labios. "Gracias".

“Parecías tan callada y confiable como una chica de campo. No note que tenías ambiciones tan grandes. ¿Te atreviste a venir al banquete de selección de pareja para mi primo? ¿No me digas que querías convertirte en la Joven Señora del Joven Amo Sebastian?”. Nigel le preguntó a Sabrina con interés después de que había estabilizado el volante.

Sabrina no le respondió.

Ella sabía que no importaba lo que respondiera, sería una explicación en vano.

Ella no era cercana con Nigel. El propósito por el que ella estaba allí no tenía nada que ver con Nigel.

Por lo tanto, ella no le explicó.

Nigel sintió que el juego se volvía cada vez más divertido.

Él tosió levemente y preguntó: "¿Dónde debo dejarte?".

Sabrina recuperó su razón. "Amo Nigel, podría dejarme en un lugar allí enfrente para que pueda tomar un autobús".

"¿No tienes hambre?", preguntó Nigel como si no la hubiera escuchado.

Sabrina negó con la cabeza. "No tengo hambre".

"Pero yo sí".

Sabrina estaba perpleja.

Nigel dijo en un tono casual: “Hubo mucho vino y comidas deliciosas en el banquete, pero no me molesté en comer. Estaba demasiado concentrado en buscar mujeres hermosas. Después del banquete, quería que mi abuela me preparara un plato de fideos antes de irme. Sin embargo, temía que pudieras encontrarte con un lobo feroz solo en la carretera, así que conduje apresuradamente para llevarte. Y ahora, tengo hambre".

Sabrina se frotó y entrelazó los dedos. "Yo... todavía no he recibido mi cheque de pago".