Castigado por su amor romance Capítulo 454

El hombre tenía un rostro tan sombrío que no se podía describirse. Sabrina estaba muy cerca de él, pero podía sentir el aire helado y la luz fría como una espada saliendo del hombre.

Su mirada podría matar.

Sabrina se mordió los labios con miedo y luego miró a su hija con preocupación.

En ese momento, Aino todavía sostenía la mano de su padre. Era extraño por qué Aino no podía sentir el aire frío y el aura asesina que estaba emanando de él.

Sabrina estaba a punto de empezar a sudar de la preocupación por su hija.

Sin embargo, Aino levantó su inocente carita de sol y miró a su padre. “Papá, deja que ese hombre que perseguía a mi mamá coma junto a nosotros ¿de acuerdo? Por supuesto, él descubriría que mi papá es más guapo que él, ¡humph!".

La niña dejó escapar un orgulloso sonido de "humph".

Sabrina estaba a punto de avanzar y taparle la boca a su hija. Quería detener a Aino y no hablar más de este tema.

Sin embargo, vio que la expresión de Sebastian mejoró al instante. Él tomó la mano de Aino y dijo cálidamente: "Vamos, vamos a cenar con papá".

"Bien". Aino dio un brinco y se acercó a la mesa del comedor junto con Sebastian.

Sabrina se quedó sin palabras.

Su ropa estaba húmeda debido al sudor que brotó de su espalda.

Sabrina prefirió apagar su teléfono para evitar recibir llamadas similares nuevamente. De todos modos, muy pocas personas la contactaban. Casi nadie en Ciudad del Sur la conocía, y tampoco tenía amigos. Su único pariente era Aino, quien estaba a su lado, por lo que no le importaba apagar su teléfono.

Después de apagar su teléfono, Sabrina se sentó frente a Aino y Sebastian. Empujó la cremosa pasta de limón hacia Sebastian, luego dijo con claridad: "Realmente no sabía cocinar. El pescado que me pediste que hiciera la última vez estaba demasiado salado, pero esta pasta cremosa de limón será diferente. Sé muy bien cómo hacerla. Puedes probarla".

Sabrina no volvió a mirar al hombre después de decir eso.

"¿Qué vas a… hacer?", preguntó Sabrina.

"Sí, ¿qué vamos a hacer?", preguntó Aino con curiosidad.

“Lo que mi hija dijo antes fue un recordatorio para mí. Debería llevarla a caminar dos veces dentro del vecindario después de la cena para fortalecer nuestro físico”, dijo Sebastian con calma.

"Eh...". Sabrina pudo escuchar que su tono ya no era hostil. En ese momento, su corazón se tranquilizó.

"¡Mamá, baja con nosotros!", gritó Aino.

Sabrina asintió.

Los tres bajaron las escaleras tomados de la mano. En cuanto al teléfono que apagó, no le prestó atención. Cuando llegaron abajo, Sabrina se sentó en un banco a observar el dúo de padre e hija caminar juntos enérgicamente.