Castigado por su amor romance Capítulo 466

El corazón de Sabrina se hundió ante sus palabras, pero consiguió mantener la calma en el exterior. Evitó mirar directamente a Sebastian y en su lugar se giró para mirar fuera de la ventana. Su expresión era indiferente, casi como si estuviera atrapada en su propio mundo y nada fuera de él le interesara o afectara. Era probable que siguiera igual aunque hubiera un cuchillo contra su garganta.

A Sebastian siempre le había gustado esa expresión en ella y también cómo se sentaba con la espalda erguida y elegante. Extendió un brazo para acariciarla suavemente por la espalda, Sabrina no se opuso y se inclinó hacia él como una gatita melosa. Él solo podría haberle recordado que no se preocupara por lo que le ocurría a Emma, pero ella había leído los mensajes de texto y entendía que su amistad con la familia Poole era simplemente demasiado valiosa para que una mujer que Sebastian llevara a casa cuestionara cualquier cosa relacionada con ellos.

También estaba la posibilidad de que se hubiera quedado a propósito con la Familia Poole en Ciudad Kidon durante los últimos días precisamente porque sabía que Emma planeaba humillarla...

‘Qué existencia tan patética es la mía’, pensó, y no volvió a decir una palabra durante el resto del viaje. Ni siquiera pudo recordar lo que Aino le había dicho la mayor parte del tiempo.

Aino notó que su madre estaba distraída y pensó que simplemente estaba cansada. Con sus dos manos, masajeó las piernas de Sabrina, diciéndole a Sebastian: "¡Papá, cuando crezca, vamos a mimar a Mami juntos! ¡Mira qué cansada está!".

Sebastian no contestó inmediatamente, pues pensó: ‘¿No se supone que cuando crezcas nos mimarás a mí y a tu madre?’.

Al ver que Sebastian se quedaba sin palabras, Aino continuó: "¿Qué pasa? ¿No quieres? Si no quieres mimar a mi Mami, entonces voy a buscarle un novio más guapo que tú. De todos modos, hay muchos chicos guapos que están dispuestos a mimarla. ¡Jum!".

Todos los días, Kingston lo llevaba y traía del trabajo y ni una sola vez había visto a Sebastian sonreír. A Kingston le preocupó durante un tiempo que el rostro de su amo se congelara ante la expresión cruel que a menudo le veía, pero Sebastian había cambiado ahora. Aunque todavía no mostraba sus emociones, uno simplemente no puede ocultar los pequeños gestos. Kingston pudo ver claramente cómo la expresión de Sebastian se oscurecía ligeramente, seguida de resignación y suficiencia.

En efecto, Sebastian se esforzaba por esconder su engreimiento y forzaba a propósito una expresión indiferente antes de decirle a Aino: "¡Siéntete libre de hacerlo, pero eso aún depende de si esos hombres tan guapos se atrevan a llevar a tu madre a una cita!".

Su tono era casual, pero a la vez muy dominante, lo que se escuchó más como una declaración de la dinámica de poder entre Sabrina y Sebastian.