Castigado por su amor romance Capítulo 485

Aino parecía aún muy confundida. "Hoy es sábado, papi no va a trabajar. Aunque lo haga, mami puede jugar conmigo. ¿Por qué estás aquí?".

"Tu papá solía ser un adicto al trabajo, pero cambió desde que regresó tu mami".

"¿Ha mejorado?", preguntó Aino, moviendo la cabeza.

Kingston sacudió la cabeza. "No, no, no, se convirtió en uno de esos hombres ricos y guapos protagonistas de las telenovelas".

Aino se interesó cuando mencionó la palabra "telenovela" e inmediatamente le pidió a Kingston que le explicara lo que significaba el término.

"Bueno, la telenovela es como cuando tu papi y tu mami son las únicas personas buenas en el programa de televisión, especialmente tu papi, él es muy guapo y consiente a tu mami. Pero también hay muchas mujeres malas, y todo el día tratan de evitar que tu mami se case con tu papi. Eso es telenovela", explicó Kingston, tratando de simplificarlo tanto como fuera posible.

"Ahora lo entiendo". Aino asintió. Sabía que las mujeres malas de las que hablaba Kingston eran como las dos mujeres que había derrotado en la casa de su bisabuelo, todas eran mujeres malas. Pero esta vez, Aino decidió no decirlo en voz alta y miró a la madre de Carol con una sonrisa divertida, y como había predicho, la mujer comprendió de inmediato.

"¿Cómo puede una niña decir cosas como esta? ¡Qué grosera! ¿A quién llamas mujer mala? ¿Qué te hace pensar que puedes llamarme mujer mala de telenovela?".

"Tía, usted asumió el papel. Nunca dije que era una mala mujer, solo dije que había visto demasiadas telenovelas. Usted fue quien lo admitió. Tía, qué mal. ¿Qué tan mala persona puede ser usted para admitirlo por su cuenta?". Aino sonrió con aires de grandeza.

"Está bien, mami, ¡la madre de Carol no puede contra mí! Si nos grita, podemos acudir a papá en busca de ayuda", respondió Aino con confianza.

Sabrina había notado que, durante los últimos dos meses, Aino ya había bajado la guardia con Sebastian y había formado un vínculo inquebrantable con él, lo que era una prueba de lo mucho que Sebastian amaba a su hija. Sabrina se tranquilizó al pensar en ello.

Esa noche, Sabrina se acostó con Aino en sus brazos en la habitación principal ya que Sebastian no estaba en casa. La pequeña durmió profundamente, pero Sabrina no pudo conciliar el sueño por mucho que lo intentara. Aún tenía la marca del zapato en su mejilla, la hinchazón había disminuido al ponerle hielo durante la noche, pero el moretón permanecía.

Al día siguiente, Sabrina fue al banco para abrir una cuenta personal y depositó los cinco millones de dólares que recibió de Sebastian. Llevó a Aino a almorzar y eligió los atuendos de ambas, antes de dirigirse al hotel donde las madres del jardín de niños estaban organizando su fiesta. Cuando llegó se dio cuenta de que la fiesta no era tan sencilla como originalmente pensó que era.