Castigado por su amor romance Capítulo 565

Al pensar que el director del departamento de recursos humanos le había pedido que fuera a trabajar, Sabrina lo tomó como incentivo. Todo lo que había sucedido ayer era cosa del pasado.

Incluso los comentarios desagradables y los rumores sobre ella en línea ya no se podían rastrear, como si todo hubiese sido solo una pesadilla. Sabrina no quería pensar en el pasado, solo quería enfocarse en el futuro. En el futuro, sería una exitosa arquitecta, luego regresaría a su ciudad natal y visitaría la tumba de su madre. Tal vez incluso trasladaría la tumba de sus padres a Ciudad del Sur, para poder visitarlos a menudo.

Y quería vengarse de la familia Lynn. Especialmente de Lincoln Lynn. Si su suposición era correcta, la persona que más odiaba en este mundo era ese hombre.

De camino a su oficina, Sabrina estaba ocupada pensando en estos temas y no habló con Sebastian. Por suerte, Sebastian era un hombre de pocas palabras. El silencio no le resultó incómodo. En cambio, en el momento en que Sabrina organizó sus ideas, se dio la vuelta y vio que su corbata estaba un poco torcida y se había aflojado.

De repente, recordó que había sido ella quien le había atado la corbata esta mañana. ¿Su técnica era mala? Acababa de atarla, ¿cómo es que se aflojó tan pronto? Sabrina se dio la vuelta y se inclinó hacia él. Levantó la cabeza para mirarlo, con las dos manos en la corbata, murmuró en voz baja: "¿Cómo es que tu corbata está tan torcida? Te vas a ver descuidado si vas así a la oficina. Siéntate bien, te volveré a atar la corbata".

Sebastián se quedó en silencio. Kingston casi estrelló el coche contra un árbol. Estaba empapado de sudor frío, frenó repentinamente y giró rápidamente hacia un lado. Solo así evitó con éxito chocar contra algo.

Sebastian tiró de Sabrina a sus brazos justo a tiempo, si no, se hubiera golpeado la cabeza con fuerza. Sabrina se giró y miró a Kingston. "Asistente Yates, ¿qué pasa? ¿Está cansado hoy?".

Kingston no estaba seguro de cómo responder. Sus acciones de hace unos momentos le habían pillado desprevenido. Últimamente estaba acostumbrado a ver a su jefe tan cariñoso, pero no estaba acostumbrado a ver a la Señora así también. ¿Cómo podía sobrellevar de repente este acto tan natural y a la vez tan inusualmente dulce?

Antes de que Kingston pudiera responder, Sebastian dejó escapar un eructo excepcionalmente fuerte.

Sabrina miró a Sebastian. "¿Qué sucede contigo?".