Castigado por su amor romance Capítulo 60

Su hijo la había visitado al mediodía todos los días y le había traído todo tipo de delicias nutritivas para el almuerzo, de lo que ya estaba harta.

Ella no ansiaba nada más que una comida casera tradicional, y hoy, su deseo se hizo realidad.

“Mi nuera es la más dulce”, elogió Grace con sinceridad.

“Si de verdad le gusta tanto, estoy más que dispuesta a traerle el almuerzo todos los días. Con ese pequeño ingreso adicional que obtuve, debería ser suficiente para mantenernos alimentadas a las dos”. Sonrió Sabrina con una alegría que emanaba desde su corazón, sintiéndose con suerte, como si hubiera encontrado el dinero en el camino.

“Déjame contarte un pequeño secreto. No me podría importar menos los platos hechos por cocineros famosos que mi hijo me ha estado trayendo. Preferiría tener lo que tú me trajiste. Voy a prohibir a Sebastian que me traiga el almuerzo. ¡y solo estaré comiendo la comida que me traiga mi dulce Sabbie!”. Grace se burló de su hijo frente a Sabrina a manera de broma.

“¡Trato!”. Sabrina levantó la mano para chocar los cinco con Grace y las dos rieron alegremente.

Ninguna de ellas se dio cuenta de que Sebastian había estado junto a la puerta todo el tiempo.

Finalmente, él tosió levemente para anunciar su presencia, y Sabrina se dio la vuelta para encontrarse con él.

“Sebastian, aquí estás”, dijo Sabrina con una dulce sonrisa.

“...”.

Por un momento, Sebastian contempló cómo su sonrisa, que parecía inocente y juguetona al mismo tiempo, podía lucir tan sincera, como si esto no fuera más que un acto frente a su madre.

“¿Qué pasó? Es raro que estés libre en este momento del día para visitar a nuestra madre”. Sebastian suavizó su tono a propósito.

“Sabbie dijo que se encontró con una pequeña fortuna hoy. Sebastian, sé honesto con tu madre. ¿Fue esa la mesada que le diste? Déjame decirte, ¡tres mil dólares no son suficientes! ¡Necesitas darle a Sabbie al menos veinte mil dólares para gastar cada mes!”, sermoneo Grace, asumiendo que su hijo no prestaba demasiada atención a los sentimientos de su esposa.

“Hoy descubrí que eras una actriz brillante. ¡Selene no podría compararse contigo incluso si lo intentara! No pude evitar pensar que eras la verdadera mente maestra ante todo ese incidente en el que Selene te secuestró”, dijo con una voz tan fría que el aire parecía haberse congelado a su alrededor.

“¿De qué hablas?”, preguntó Sabrina.

“¡No intentes lastimar a Selene! ¡No es alguien con quien debas meterte!”. Sebastian se dio la vuelta para entrar en su coche y marcharse.

“...”.

Mientras Sabrina permanecía de pie sin decir una palabra, su teléfono sonó y ella contestó: “¿Hola?”.

“Sabrina, es Selene”. La voz de Selene sonó desde el otro extremo de la llamada.