Castigado por su amor romance Capítulo 608

"¿Asustada?", preguntó Sebastian.

Sabrina se quedó sin palabras.

'¡Tonterías!'

'Siempre has sido un hombre temperamental. En un minuto te encariñas con alguien, al otro lo envias a ser incinerado'.

'Sería extraño que una mujer no tuviera miedo de enamorarse de un hombre como tú'.

Sin embargo, ¡Sabrina se negó a ceder tan fácilmente!

Ella contuvo el miedo que sentía en su interior, y comenzó a reprochar: "Eres muy temperamental, ¿cómo puedo saber lo que estás pensando? Fuiste tú quien decidió hacer pública nuestra relación y usaste la página oficial del Grupo Ford para anunciar que soy la esposa del director. Te pregunto como esposa, ¿no debería tener derecho de preguntar a dónde vamos?".

"Mmm. Un par de días de trabajo en un lugar cómodo parecen haber entrenado bien tu lengua”; comentó Sebastian con serenidad.

Dejó a Sabrina sin palabras sin siquiera mirarla.

Ella no supo cómo continuar la conversación y se quedó en silencio.

Sabrina no pudo evitar sentirse ansiosa al ver como Kingston cambiaba de carril repetidamente.

Sin importar a dónde la llevara Sebastian, ni qué tipo de situación le esperaba, ya fueran montañas irregulares o aguas traicioneras, estaba decidida a enfrentarlo.

Además, ¿qué pasaría con Aino?

¿No tendría la oportunidad de verla una última vez?

¡Este hombre temperamental!

Con este pensamiento en su mente, Sabrina inmediatamente agarró el brazo de Sebastian. "Tú... déjame ver a Aino una última vez, solo una última vez, ¿de acuerdo?".

El hombre no dijo nada al respecto, pero Sabrina pudo ver el enojo en su rostro.

Eso significaba que estaba muy furioso.

Sebastian sintió que podía morir de rabia en ese momento.

Pero en medio de su ira, notó que el chófer sentado al frente estaba tratando de contener la risa, con una expresión de diversión en su rostro.

"Kingston". Sebastian lo llamó de repente.

"¿Mmm?", murmuró Sabrina.

En ese momento, su mano todavía sostenía la mitad del brazo de Sebastian.

Kingston le sonrió a Sabrina antes de salir del coche. Después de eso, abrió la puerta del lado de Sebastian.

Cuando miró fuera del coche, Sabrina vio a dos hermosas chicas vestidas como vendedoras, sonriéndole.

"Señor y Señora Ford, bienvenidos. La ropa y el vestidor de la Señora Ford están listos. Ya se los puede probar", dijo una de las mujeres con una sonrisa respetuosa.

Sabrina no sabía cómo reaccionar.

No podía describir su incómoda sensación como sorprendida, está vez era mucho peor.

Mientras tanto, el hombre ya se había bajado del coche. Acomodó su traje, se dio la vuelta y extendió su brazo hacia Sabrina.

Al ver esto, ella colocó torpemente sus tiernas manos en la palma del hombre.

Luego, escoltó a Sabrina fuera del coche mientras le sostenía la mano.