Castigado por su amor romance Capítulo 612

Sebastian murmuró: "¿Mmm?".

Kingston inmediatamente cerró la boca.

Él se dio cuenta de que habló sin pensar. Después de que llamó a su amo recordó que la Señora también estaba en el coche. Estos asuntos no podían discutirse frente a ella.

Durante su investigación sobre la relación entre la madre de la Señora y la familia Lynn, Kingston descubrió muchas cosas de las que no estaba seguro si la propia Señora sabía.

"No es nada, Amo Sebastian", respondió Kingston rápidamente con una expresión seria.

Después de decir eso, se concentró en conducir y no volvió a hablar.

Sabrina se dio cuenta de que Kingston tenía algo que decirle a su amo, pero como ella se encontraba en el coche, decidió quedarse callada.

Sabrina no le prestó mayor atención al asunto, como la persona sensata y comprensiva que era.

En cambio, se dio vuelta hacia Sebastian de nuevo. "Quiero volver a mi ciudad natal después del banquete. ¿Me dejarás?".

Dado que él se lo había prometido hace unos días, estaría mal de su parte retractarse de sus palabras ahora, ¿verdad?

Sebastian asintió sin mirarla. "Sí".

"Gracias". Sabrina bajó un poco la cabeza y no volvió a abrir la boca.

Sabrina no pudo evitar sentirse avergonzada y ridícula mientras se probaba los vestidos en la boutique. ¿Por qué pensó que Sebastian iba a ejecutarla?

Sin embargo, ahora que lo pensaba bien, se dio cuenta de que tampoco era completamente su culpa.

Era un hombre despiadado que había matado a cientos después de todo.

"He matado a cientos de hombres, pero solo porque merecen un destino peor que la muerte", expresó Sebastian de repente, como si le leyera la mente.

"¿Mmm?". Sabrina miró a Sebastian sorprendida.

"Pfft…". El chófer trató de contener su risa.

El Amo y la Señora eran realmente una pareja perfecta.

Ambos eran personas de pocas palabras.

Después trató de bromear con ella. "¡Tu papá llevó a tu mamá a comprar ropa bonita hoy, pero no te llevaron!".

"¡Jum!". Inmediatamente la niña se enojó de nuevo.

No estaba enojada con su padre, que no la llevó de compras, sino con el Tío Kingston.

A lo largo de todo el viaje a casa, Aino ignoró a Kingston, quien no dejó de hablar y burlarse de ella.

"Pequeña princesa, Aino, si sigues ignorándome, entonces no te llevaré arriba para ver tu sorpresa", dijo Kingston cuando se bajó del coche. Esto despertó el interés de Aino.

"¿Qué sorpresa?". La niña estaba feliz nuevamente.

"Vamos. Lo sabrás una vez que lo veas”.

Después de subir las escaleras, Aino vio su sorpresa apenas entró a la casa.

Luego, esperó pacientemente a que regresaran sus padres para poder mostrarle a su mamá de qué se trataba.